Representaciones gráficas con casi 10 mil años de antigüedad componen un itinerario cultural muy recomendado, especialmente para curiosos. Entre los lugares más destacados con arte rupestre en Argentina, se encuentran: Cueva de las Manos, en Santa Cruz; Cerro Colorado, en Córdoba; La Tunita y La Candelaria, en Catamarca; e Inti Huasi, en San Luis.
Uno de los itinerarios turísticos más importantes de Argentina es el que transita por diversas cuevas, aleros y paredones, en los cuales milenarias culturas aborígenes manifestaron su arte a través de pinturas y petroglifos. Cada uno de estos sitios sagrados posee rasgos, métodos y colores diversos de acuerdo a la época en que fueron labrados por el hombre.
Travesías históricas
Según los investigadores, las primeras expresiones tienen cerca de 10 mil años de antigüedad mientras que las últimas registradas pertenecen al siglo XVI. Se trata de un conjunto de representaciones gráficas que se constituyen como un valioso patrimonio universal y se visualizan en innumerables destinos de todo el territorio argentino, desde el Norte hasta la Patagonia.
Provincias como Santa Cruz, Chubut, Neuquén, Córdoba, San Luis, Salta, Catamarca, Santiago del Estero y Tucumán -por sólo mencionar algunas- conservan aún estas huellas del pasado. Algunas fueron reconocidas internacionalmente y muchas otras aguardan aún ser descubiertas. Pero cada una de ellas invita a disfrutar de una travesía histórica que pone al descubierto los hábitos, deidades y costumbres que regían a los antiguos grupos sociales.
Patrimonio Cultural de la Humanidad
Al noroeste de la provincia de Santa Cruz, sobre el Cañadón del río Pinturas, plena estepa de la Patagonia argentina, se encuentra una de las manifestaciones de arte rupestre más importantes del mundo. Se trata de la Cueva de las Manos, declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad.
La importancia arqueológica y paleontológica del sitio reside en que estas pinturas de manos, animales y figuras geométricas hechas sobre piedras son consideradas las expresiones más antiguas de los pueblos sudamericanos. Incluso, en la región -cercana al Parque Nacional Perito Moreno– existen vestigios que demuestran la existencia de vida desde unos 14 mil años a.C.
La cueva mide 170 metros de profundidad y en su interior fueron contabilizadas 829 imágenes, entre dibujos geométricos; figuras solares; escenas de caza; animales como guanacos, serpientes, choiques, pumas y pisadas de ñandú; y motivos relacionados con la fertilidad, entre otras.
Las obras, descubiertas por el investigador Francisco Moreno en 1876, pertenecen a la cultura tehuelche y sus antecesores. Se estima que tienen más de 9 mil 300 años y el distintivo que las identifica a nivel mundial son las manos, pintadas en sus diversas formas.
Las figuras humanas fueron representadas con formas lineales, y se cree que los espirales darían cuenta de las deidades que regían a los grupos sociales.
El color de las expresiones dependía de la obtención de la materia prima cercana a cada yacimiento. En general, se trata de hematita para el rojo, caliza para el blanco, manganeso o carbón vegetal para el negro y limonita u ocre para el amarillo. También se usaban frutos, plantas, rocas molidas y sangre de animales.
La vía de comunicación directa a la Cueva de las Manos es la Ruta Nacional 40 (que une casi 5 mil kilómetros de la Argentina) en su cruce con la Ruta Provincial 43. Y en la zona se recorren además otro sitios arqueológicos como Piedra Pintada, Charcamata, la Cueva Grande y el arroyo Page.
El poblado más cercano es Perito Moreno, reconocido como la Capital Arqueológica de Santa Cruz, a unos 163 kilómetros. También hacia la Cordillera de los Andes se encuentra Los Antiguos, el lugar elegido por las ancestrales tribus indígenas para el descanso de los ancianos.
Centro pictórico de Córdoba
Otro de los destinos imperdibles para quienes disfrutan del arte rupestre es la Reserva Natural Cerro Colorado, en la provincia de Córdoba, ubicada a unos 160 kilómetros de la ciudad capital. Se trata de un área patrimonial que conserva algunas de las últimas expresiones artísticas, ya que habrían comenzado hace 1.200 años y las últimas registradas llegaron al siglo XVI.
El reconocimiento mundial de este sitio se debe a representaciones pocas veces vistas en toda Sudamérica: figuras de los conquistadores europeos montados a caballo, como un fiel retrato del encuentro ocurrido entre ambas culturas.
La mayoría de las pinturas de la reserva se encuentran en abrigos y aleros rocosos de los cerros Colorado, Veladero e Intihuasi; y los parajes La Quebrada y El Desmonte.
Las primeras investigaciones en la zona comenzaron a principios del siglo XX y dieron como resultado la identificación de 113 sitios con más de 35 mil dibujos de color y tamaño natural.
En el recorrido se aprecian figuras de llamas, cóndores y yaguaretés; formas de agricultura incipiente; y figuras de guerreros nativos armados con arco y flecha, identificados por los lugareños como “el flechero emplumado”, también distintivo del lugar.
Los colores que más abundan son blanco, obtenido de una caliza en forma de carbonato de calcio, excrementos de aves y hueso pulverizado; negro, del bióxido de manganeso y en algunos casos de carbón vegetal; rojo, del óxido de hierro; y gris, producto de una mezcla entre los anteriores.
Arte rupestre en Cuyo, Argentina
En la región argentina de Cuyo, una de las provincias más destacadas por la riqueza de espacios donde se conserva el arte rupestre es Catamarca. De hecho, la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca (capital provincial) es considerada Capital Nacional de la Arqueología, por tratarse de uno de los primeros asentamientos de los grupos yokaviles, según las investigaciones realizadas en los yacimientos ubicados en Pucará del Aconquija, Pucará de La Alumbrera y Ruinas de Coyparcito.
Catamarca sorprende además con petroglifos de gran importancia en el Valle de Antofagasta de la Sierra y las ruinas indígenas de Laguna Blanca. Desde las quebradas de El Toro y El Portero, resulta también imperdible una visita al Pueblo Perdido de la Quebrada, unos 60 recintos con alrededor de 1800 años de historia en los que vivían diez familias que producían cuero, lana, grasa y carne.
Entre los pueblos de Ancasti e Icaño, a unos 60 kilómetros de la ciudad capital, se encuentran antiguas cuevas de arte rupestre pertenecientes a la cultura Aguada, identificada por los españoles como diaguita. La etnia aborigen existió entre el año 300 y 950 y uno de sus rasgos distintivos es que era adoradora del jaguar, al que le atribuían la representación simbólica del tiempo.
En La Tunita los expertos aseveran que yace el reservorio más grande de pinturas rupestres en América Latina, alusivas en su mayoría a la cosmovisión de la cultura.
En La Candelaria las imágenes son, en general, de carácter simbólico religioso estrechamente ligado a rituales chamánicos y a la legitimación del poder político.
Un poco más al sur de Catamarca, pero dentro también de la región argentina de Cuyo, otro de los destinos recomendados para el avistaje de pinturas rupestres, es la provincia de San Luis. Ahí, se erige la gruta Inti Huasi, con más de 8 mil años de antigüedad, considerada entre los yacimientos arqueológicos más importantes del continente, por conservar las huellas de diversos pueblos precolombinos.
La gruta se encuentra en el cerro Inti Huasi, a unos 1700 metros de altura, y dista apenas 20 minutos del pueblo minero de La Carolina.
Las pictografías se encuentran en las paredes interiores de la cueva, y afuera una amplia arcada de origen volcánico que se estima las protegió del sol y las lluvias.
En lengua quechua Inti Huasi significa “Casa del Sol” y los estudios indican que fue el refugio de la cultura Ayampitín.
Además, en los alrededores, hay un área de servicios con un centro interpretativo, una muestra fotográfica de arte rupestre y una confitería abierta todo el año.
Huellas en el Norte
En la región Norte, existen numerosos campos de petroglifos entre los que se destacan los de la provincia de Salta, en los alrededores de Santa Rosa de Tástil, San Bernardo de las Zorras, Cafayate y Alto Valle Calchaquí. Ahí, las pinturas rupestres -que representan hombres, escudos, llamas y suris- fueron realizadas con minerales y plasmadas sobre aleros de areniscas en blanco, ocre, rojo y negro.
Dentro del mismo territorio norteño, otra de las opciones destacadas es la provincia de Santiago del Estero, donde un grupo de investigadores descubrió la presencia de un valioso patrimonio cultural con una antigüedad superior a los mil años, entre las sierras de Sumampa y Ambargasta.
La mayoría de las pinturas rupestres y petroglifos se hallan en los departamentos de Ojo de Agua y Quebrachos, donde agencias especializadas organizan visitas guiadas. Las imágenes representan allí pisadas de felinos y aves, signos tribales, rasgos geométricos y gran variedad de círculos.
Más información: Cueva de las Manos