Auschwitz

Oswieçim-Auschwitz. Polonia.
Oswieçim-Auschwitz

Al visitar Polonia, tendría ser obligado visitar Oswieçim-Auschwitz para conocer todos un poco más la historia y sensibilizarnos más frente a las distintas caras de la historia. Un turismo distinto sin duda.

Con la caída del telón de acero que dividía Europa y la posterior entrada de Polonia, en 2004, a la Unión Europea, este país del Este del continente se ha convertido en un importante destino turístico. Lógico, dados sus bellos paisajes salvajes y la larga historia que muestran sus ciudades cargadas de manifestaciones artísticas.

Entrada al campo. Auschwitz.
Entrada al campo. Auschwitz.

Entre los múltiples destinos que ofrecen las tierras polacas, uno de los predilectos es Cracovia, la antigua capital del reino que atesora un patrimonio histórico impresionante como su magnífico Castillo Wawel o la Rynek Glowny, descrita como una de las plazas más bellas del mundo.

Memorial víctimas. Auschwitz.
Memorial víctimas

Miles de turistas acuden todos los años a Cracovia y la ciudad es el punto de partida para conocer el sur de Polonia mediante cortas rutas. Una de estas excursiones, de apenas 70 kilómetros de distancia, es la que lleva a Oswieçim.

Tal vez el topónimo de Oswieçim no diga nada, pero si se nombra esta pequeña ciudad en alemán, Auschwitz, queda todo dicho. Auschwitz, sinónimo de horror y de maldad.

La vía del horror. Auschwitz.
La vía del horror

Recorrido sobrecogedor

Oswieçim-Auschwitz, tras la ocupación nazi de Polonia en 1939, fue uno de los lugares elegidos por Hitler para crear un campo de concentración, aprovechando el nudo ferroviario de la población y la existencia de un viejo cuartel de la caballería polaca que se transformó en el escenario de uno de los episodios más estremecedores de la historia de la humanidad.

Restos de las cámaras de gas. Auschwitz.
Restos de las cámaras de gas

En aquel antiguo cuartel, los establos para los caballos se convirtieron en barracones para instalar a centenares de deportados de distintos países. No obstante, el ritmo de detenciones era tan alto, que el campo de concentración creció con ampliaciones progresivas y finalmente se transformó en campo de exterminio, dotado de cámaras de gas y hornos crematorios, donde se asesinó a más de un millón de personas.

Torre de vigilancia. Auschwitz.
Torre de vigilancia

Hoy en día, se puede accede a este espeluznante lugar. Al contrario de muchas visitas turísticas, donde los viajeros acuden a conocer la historia de un lugar plasmada en belleza y arte, en este caso, la historia impregna e inquieta al visitante, sin resquicio alguno para la hermosura. Es sobrecogedor.

Nuestra cultura cargada de cine hace que, durante la visita al recinto, recreemos mentalmente crueles sucesos. Quedan barracones infrahumanos, quedan kilómetros de alambre de púas cerrando el campo, quedan las torres desde las que controlaban a tiro de fusil a los presos, quedan las vías del tren por las que llegaron miles de personas hacinadas en vagones, quedan las ruinas de hornos y cámaras de gas, dinamitados por los nazis antes de la llegada del ejército ruso. Y queda la duda de si lo destruyeron para eliminar pruebas de su delito o si lo hicieron avergonzados de sus crímenes.

Museo Galicja kazimierz. Cracovia.
Museo Galicja kazimierz

La visita a Auschwitz se interioriza. La frase “viajar te hace más culto”, aquí es cierta. Auschwitz te hace más culto, más humano, más sensible. Hay quien dice que se captan las malas vibraciones del lugar. Aunque quizás sea lo contrario, el silencio con el que las personas caminan por él, ensimismadas, conmovidas, hace pensar que quizás sea imposible que se repita semejante terror.

Barrancones. Auschwitz.
Barrancones

Para no olvidar

Cuando uno deja Oswieçim-Auschwitz y retorna a Cracovia, va conmovido por lo que ha visto y sentido en ese lugar. Se trata de una experiencia para aprender y no olvidar.

Y ese es el propósito del Museo Galicja en Cracovia. En pleno barrio de Kazimierz, el barrio judío histórico de la ciudad. Ahí vivían unos 65 mil judíos en 1939, aunque hoy no hay más de doscientos hebreos en toda Cracovia. No obstante, el barrio salvaguarda gran parte de su personalidad judía, ya que se conservan siete sinagogas y el antiguo cementerio judío de Remuh, edificado en el siglo XVI.

Kazimierz.
Kazimierz

Aprovechando ese flujo de personas se creó en 2004 el Museo Galicja. Ahí se programan exposiciones fotográficas y proyecciones audiovisuales para divulgar el legado hebreo en Polonia, así como para conocer en profundidad los hechos del Holocausto, con el objetivo de no repetir esos trágicos episodios y la humanidad sea capaz de aprender de sus errores.

Sinagoga. Auschwitz.
Sinagoga

Kazimierz es un reclamo más para quienes viajan a Cracovia, especialmente desde que Spielberg rodó aquí La lista de Schindler, basada en hechos reales que ocurrieron en la ciudad. Desde entonces, el barrio se ha llenado de bares, restaurantes con menús de gastronomía y ambientación judía, así como hoteles y albergues para viajeros. En definitiva, las calles y plazas de Kazimierz son ahora más cosmopolitas que nunca, ya que por ahí pasean gentes de todo el planeta.

Es más que recomendable visitar las salas del museo, así como debería ser obligado acudir una vez en la vida a Oswieçim-Auschwitz para conocernos todos un poco más y acabar respondiendo la pregunta. ¿Para qué sirvió esa barbarie? Para nada.

Más información: Memorial and Museum Auschwitz-Birkenau

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