Las fiestas de Navidad, que en muchos lugares comienzan a mediados de noviembre, se viven de un modo especial en las ciudades europeas. Es un buen momento para descubrir estas urbes llenas de vida y sus extraordinarios mercadillos.
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Placeres de invierno en Bruselas
Durante todo el mes de diciembre, la capital belga celebra su popular mercadillo navideño y una serie de festejos en torno a él, bajo el título genérico de “Placeres del invierno”. Es, sin duda, uno de los más célebres y coloristas y ha sido reconocido en varias ocasiones como uno de los más originales de Europa. En el centro de la ciudad, en torno a la Grand Place, la vecina Plaza de Sainte Catherine y las calles próximas se reúnen unos 240 puestos en forma de cabañas, que, además de los artículos típicos de estas fiestas, venden artesanías y una amplia muestra de propuestas gastronómicas. Además del mercadillo, no hay que perderse la decoración navideña de la capital belga, que resalta sobre las fachadas de estilo barroco de las casas de la Grand Place y del Ayuntamiento de Bruselas, decorado típicamente con una impresionante iluminación, cintas de colores, flores y adornos brillantes propios de la época y donde se muestra un espectáculo de luz y sonido cada media hora. Todo esto se complementa con el árbol navideño gigante, así como una interpretación clásica de la escena de la Natividad. En la vecina Plaza de Santa Catherine, también existe una pista de hielo, que tiene fama de ser la mejor de toda Europa con capacidad hasta 300 personas.
No te pierdas algunas de las especialidades culinarias belgas de la época como los croustillons (buñuelos espolvoreados con azúcar) o los caricoles (un molusco que se cuece en caldo con especias). Para los amantes de los dulces caseros, la plaza del Grand Sablon ofrece los chocolates más ricos de Bruselas y distintos productos de repostería.
Deja libre un pez por Navidad en Praga
Los mercadillos de Navidad en Praga son de los más bellos de Europa y se desarrollan bajo el signo de las costumbres y tradiciones populares, la música festiva y los manjares de Bohemia antigua. Comienzan el 28 de noviembre para terminar el 1 de enero. Tienen lugar, como ya es tradición, en la Plaza de la Ciudad Vieja y en la Plaza Wenceslao. Se venden objetos decorativos de Navidad, marionetas y juguetes de madera, adornos elaborados con cuerdas, madera y cristal, figuritas hechas de hojas de maíz, adornos de paja, pastelitos de miel maravillosamente adornados, candeleros, muérdagos, coronas de Adviento… Y entre puesto y puesto, para reponer fuerzas, no vendrá mal un ponche caliente a base de té con ron, un vaso de aguamiel, castañas asadas o mazorca de maíz, rollos de vainilla, pan de jengibre decorado, pasteles de nueces, salchichas a la parrilla y muchos otros manjares. En la Plaza de la Ciudad Vieja, debajo del árbol de Navidad vivo e iluminado, se instala un pesebre, y al lado un escenario donde actúan grupos de canto y danza procedentes de todos los rincones de la República Checa. Una de las tradiciones de Praga y otras ciudades checas es la instalación de grandes tinas llenas de peces. Antes servían para preparar la cena, pero lo adecuado ahora es no comerlos, sino darles libertad arrojándolos al río o al estanque.
Algo especial: Vive un ambiente insólito en el Castillo de Kivoklát que pertenece a los castillos reales más importantes y más antiguos de la República Checa. Los días 3 y 4 de diciembre y 10 y 11 ahí se celebra el mercadillo de Navidad. Se podrán hacer compras, ver actuaciones de teatro y danza y asistir a la misa de Adviento.
Copenhague: Mercadillos en un parque de atracciones
Como todas las capitales escandinavas, Copenhague se viste con sus mejores galas para celebrar la Navidad. Las celebraciones navideñas comienzan el 1 de diciembre, cuando en la Plaza del Ayuntamiento se procede al encendido oficial de las luces del enorme abeto que la preside. Muchas de las plazas de la ciudad se transforman en improvisadas pistas de patinaje sobre hielo y, en cada esquina, se instalan pequeños tenderetes que ofrecen los productos más típicos de la Navidad. Aunque el mercado de Navidad de Dem Gale en el casco antiguo cuenta con 300 años de antigüedad, el lugar más típico para vivir la Navidad es el Tivoli, uno de los parques de atracciones más antiguos del mundo, inaugurado en 1843 y situado en pleno centro de la ciudad (Vesterbrogade 3), habitualmente cerrado en invierno, abre sus puertas desde el 11 de noviembre hasta el 30 de diciembre, adornado con miles de árboles navideños, y donde, además de las docenas de bares, restaurantes y cafeterías que ofrecen comidas típicas navideñas, podrás disfrutar de música en vivo, obras de teatro, musicales, una pista de patinaje sobre hielo y por supuesto de los famosos mercadillos navideños cada uno dedicado a un tema.
Si puedes, acércate a Christiania, en Grey Hall, el barrio hippie de Copenhague. Ahí el mercadillo de Navidad ofrece velas, aromas, joyería, ropa y artesanía, además de comida exótica.
Nuremberg, un mercado navideño con 400 años de vida
La tradición de los mercadillos navideños en Alemania es, seguramente, la más antigua de Europa. Hay cientos de ellos a lo largo de todo el país. Tal vez uno de los más populares es el Christkindeslmarkt que se celebra en Nuremberg, el más impresionante del país y uno de los más bonitos del mundo. Los primeros registros del mercado sitúan su inauguración en el año 1628. Hoy en día algunos puestos son compartidos ya que pese a su enorme tamaño, no hay espacio para todos y no cualquiera puede vender sus productos en él, de esta manera se mantiene el prestigio del mercado y su calidad de artesanal. En las callecitas cercanas a la feria todo parece salido de un típico cuento de navideño. La decoración se ve por todos lados, con guirnaldas blancas colgadas en las calles con símbolos festivos, luces y objetos rojos y verdes. En el centro del mercado está el pesebre, con figuras talladas en madera que cuentan historias de Navidad. Pero lo que todos van a ver son los puestos, decorados con ramas de abeto y faroles. La mayoría de las artesanías que se venden son decoraciones navideñas, juguetes, ángeles, figuras hechas de frutas disecadas y papel crepé. El frío aire invernal no impide que por todo el mercado se desprenda un celestial aroma a stollen (pan dulce frutado), bratwurst (almendras tostadas) y lebkuchen (pan de jengibre).
La Navidad en Holanda llega desde… España
El punto de inicio de la Navidad más temprano de Europa es Holanda. A mediados de noviembre llega “desde España” Sinterklaas, un San Nicolás de tez blanca, con cabellera y enorme barba como el algodón, montado en su caballo blanco, ataviado como obispo, con la mitra y el cayado. El lugar donde desembarca San Nicolás en Holanda es distinto cada año. El santo llega cargadísimo de regalos para los niños holandeses que durante todo el año se han portado bien. Los pajes, llamados Zwarte Pieten, acompañan siempre a San Nicolás y su caballo, Amerigo, para comprobar las listas de regalos que han pedido los niños y sus comportamientos. Durante un par de semanas sólo se dedican a adjudicar los regalos a los niños y su recorrido culmina la noche del 5 de diciembre, cuando dejan los regalos en las casas mientras que nadie los ven. El día 6 de diciembre, es un día en el que se intercambian los regalos y se entregan poesías escritas por uno mismo acompañando los regalos. Sin embargo este día no es festivo en Holanda. Naturalmente los días tradicionales de Navidad se celebran como en otros lugares.
Si decides pasar el fin de año en Amsterdam, podrás disfrutar gratis de la mayor pista de baile del mundo. Entre las 21.00 y las 02.00 horas se celebra la Fiesta del Dam en la céntrica plaza del mismo nombre con famosos DJ’s. Este acontecimiento atrae anualmente a unos 30 mil visitantes a la plaza Dam.
Escocia, una celebración inspirada en los vikingos
La Navidad en Escocia es una tradición relativamente nueva, ya que hasta 1970 no se convirtió en una fiesta oficial, pero desde entonces estas fiestas han adquirido un auténtico estilo escocés, llenándose de originalidad e impregnándose de tradiciones únicas. Sin duda una de las ciudades que ofrece un escenario natural mágico para la celebración de la Navidad es Edimburgo que, cuando llegan estas fechas, se transforma y ofrece uno de los mejores festivales de Europa. Las actividades tienen lugar en los famosos jardines de Princes Street, donde se instala una gigantesca noria, y la ciudad destella con la selección de celebraciones, de ‘chic shopping’ y de alta gastronomía, todo colocado en el telón de fondo de esta ciudad histórica. Los festejos empiezan con un desfile de carrozas que atraviesa el centro histórico de Edimburgo. Abajo del Castillo de Edimburgo, una variedad de mercadillos especiales convierten la ciudad en un destino único para ir de compras.
Por último, los escoceses celebran el final del año con tres días de antelación, en la tarde del 29 de diciembre con el famoso Desfile de Antorchas, una celebración de música y luz, donde miles de personas llevan en sus manos antorchas encendidas que agitan a lo largo de la ciudad, justo detrás de un barco vikingo hecho de madera. El evento, que recuerda a un festival vikingo tradicional, comienza en las puertas de St Giles Cathedral en la Royal Mile para bajar hasta Princes Street y terminar en Calton Hill. Una vez ahí, se procede a quemar el largo barco en una hoguera gigante.
Navidad arropado por las aguas termales
Budapest, la ciudad con mayor número de fuentes termales del mundo, celebra su tradicional mercadillo de Navidad en la Plaza Vörösmarty, a partir del 18 de noviembre con especial atención para la Nochebuena, noche en la cual el mercadillo abre sus puertas hasta las 2 de la madrugada. Además, la capital húngara celebra más de 150 eventos culturales, y acoge a cerca de 600 mil visitantes venidos de todas las partes del mundo. Este mercadillo se ha convertido en uno de los eventos más populares de Europa, gracias a la presencia de más de 100 stands de artesanía tradicional húngara, además de chiringuitos, donde el visitante puede probar delicias de gastronomía típicas del país. En casetas hechas de madera, uno puede comprar regalos especiales, certificados por la Asociación de Artistas Folklóricos Húngaros, o simplemente pasear mirando los objetos de artesanía típicamente húngaros que estos comerciantes tienen para ofrecer. Hay casetas donde se hace el tradicional pan lángos, cocido en el horno húngaro töki, barbacoas, pastelería caramelizada y los famosos strudels. La bebida más popular es el ponche caliente de vino con especias, forralt bor, servido en una taza especial que el visitante puede llevarse consigo como recuerdo del mercadillo.
Bajo la nieve. Como suele ser frecuente en estas fechas, puede nevar. Si es así, acude al balneario al aire libre Széchenyi, donde la experiencia de estar sumergido en aguas a 38 grados mientras contemplas la caía de los copos, es única.
Basilea y la calle navideña más larga de Europa
Sorprende un ambiente navideño tan tradicional en una de las ciudades más internacionales de Europa. En la ciudad suiza de Basilea, que hace esquina con Alemania y Francia, la belleza de la decoración en el casco viejo sumerge al visitante en una atmósfera verdaderamente especial. Cerca de cien abetos adornan e iluminan sus calles a orillas del Rhin. Pero entre todas, destaca la Freie Strasse, la calle adornada con motivos de Navidad más larga de Europa, que lleva al gran Mercado de Navidad en la Barfüsserplatz, también en el casco viejo de Basilea. Comerciantes y artesanos muestran sus mercancías en 130 puestos decorados con creatividad y esmero. El frío se olvida recorriéndolos y dejándonos llevar por los muchos atractivos para todos los sentidos. Y si el hambre, la sed, el frío o el cansancio acosan, la solución puede estar en cualquiera de los diversos establecimientos cubiertos que ofrecen bebidas calientes, el tradicional vino caliente y, por su puesto, especialidades de la región con queso o salchichas. Uno de los más concurridos es un antiguo vagón de tren.
Estando aquí no puedes dejar de visitar la casa Johann Wanner (Spalenberg 14), famosa en el mundo entero por artículos navideños hechos a mano, expuestos en más de 500 metros cuadrados durante todo el año. Entre los clientes de este comercio tradicional están el Vaticano, la Casa Blanca y la Reina de Inglaterra.
Rovaniemi, la mismísima casa de Papá Noel
Cada vez más niños de todo el mundo saben que la auténtica casa de Papá Noel, también conocido como Santa Claus, está en la Laponia finlandesa, dentro del Círculo Polar Ártico, pero para ser más asequible, tiene una oficina y un gran almacén en Rovaniemi. La razón es que allí hay renos, nieve y mucho tiempo libre para fabricar juguetes. Estos argumentos y todo un gran montaje turístico han convertido esta ciudad del norte de Finlandia en un destino imprescindible en Navidad y en cualquier otra época del año. Una de sus últimas novedades es el llamado Pasillo de las Experiencias Sensacionales, donde te contarán los secretos de Papá Noel, sabrás cómo puede visitar todas las casas en una sola noche y cómo este personaje alegre y un poco regordete puede colarse por las chimeneas. Allí está también SantaPark, el primer parque temático del mundo para Papá Noel.
Una Navidad musical en la capital del vals
El vino caliente con canela, las castañas asadas, el azúcar y sus múltiples formas y los adornos navideños artesanos han hecho de los mercadillos navideños austriacos unos de los más famosos de Europa. El más tradicional se levanta ante el Ayuntamiento de Viena, presidido por un abeto gigantesco que cada año llega de un rincón distinto del país. El nombre de este famoso mercadillo no puede ser más navideño: Christkindlmarkt (que traducido significa “Niño Jesús”). Pasear entre sus más de 145 puestos es una auténtica delicia, porque se pueden admirar todo tipo de decoraciones, figuritas, juguetes y muchos productos artesanales. Y si después te apetece, date una vuelta por la muestra de belenes que se exhiben en las arcadas del Ayuntamiento o aprovecha para asistir a algún recital de música, hay decenas para elegir cada día. Espiritual y musical, la Navidad vienesa prolonga durante cinco semanas las celebraciones que conmemoran el nacimiento de Jesús. La madera, la nieve, el olor a ponche y el vals transforman en un cuento la capital del país alpino durante estos días de invierno.
Si puedes, disfruta de un ambiente sofisticado eligiendo entre el famoso Baile del Emperador, en el Palacio Imperial de Viena, o para empezar el año con buen pie, nada como el alegre ritmo del Concierto de Año Nuevo de Viena. (www.musicajuntos.com).