La arquitectura colonial que la embellece, sus conocidos techos de bóveda, los empedrados que nos transportan al pasado recordándonos la historia de esta ciudad y los misterios envueltos en sus famosas leyendas; La cultura que empapa a los teatros, las tradiciones y el arte en sus museos; Sus festividades y un ambiente de romance que permanece en su entorno, nos hace dedicarle tiempo a esos detalles que la hacen tan especial y tan típica; Las calles que hacen sus rutas, esos callejones que están llenos de historias llevan en su trayecto leyendas, historias y tradiciones que evocan la Colonia. La ciudad de Guanajuato es la protagonista de estas líneas, las vías que nos llevan a conocer su magia y nos convidan sus memorias.
Cuenta la leyenda, que un par de enamorados ponen fin a su relación cuando el padre de Ana clava una daga a su propia hija, antes de verla con Carlos, quien la esperaba a fuera de su balcón. Una tragedia envuelta de romance ha sido contada millones de veces a quienes pasean por el Callejón del Beso. Seguramente otros miles de enamorados se han encontrado en este callejón bajo la complicidad de su estrechez de apenas 68 centímetros y se han sentido atraídos por esta historia, que culmina cuando Carlos besa la mano de Ana, una mano fría, una mano sin vida.
Siempre que visitamos algún destino turístico en nuestros recorridos y en las rutas que trazamos nos encontramos con calles que distinguen los diferentes atractivos a visitar. Sin embargo, en la ciudad de Guanajuato uno de los atractivos más relevantes son las mismas calles. Estas son parte de la belleza escénica, ellas son las protagonistas de un sin fin de historias. Tal es el caso de un recorrido de tres kilómetros al que llamaron “La calle Miguel Hidalgo»; una calle subterránea, ya que fue construida sobre el río Guanajuato. Además de ser una arteria que tiene acceso a la Plaza Allende, a la Plaza Gavira y al Jardín de la Unión, representa un atractivo para los peatones y los automovilistas. Le acompañan en el recorrido de esta calle unos arcos de cantera dignos de admirarse. Esta calle ha sido considerada una de las 13 maravillas creadas por el hombre.
Esta calle principal es parte de los 12 túneles construidos entre 1883 y 1905 para liberar a la ciudad de las aguas que causaban múltiples inundaciones, por lo que se llevó el río por ellos hasta desembocar en la presa de Pozuelos. Hoy maravillan a quienes los recorren a pié o en automóvil.
La singularidad de sus calles y callejones han heredado el término español como propio para los que viven en esta majestuosa ciudad; Estudiantes, turistas y pobladores han hecho una tradición local el «callejonear». Cantos y bailes suceden empezando por el Callejón de Constancia, más tarde se dirigen al Callejón Salto del Mono. Ideal para una serenata es el Callejón de la luz. La callejoneada finaliza después de haber pasado el Callejón La Barranca y Patrocinio y haber llegado al estrecho callejón con el par de balcones casi pegado uno del otro, el ya mencionado balcón de Ana y Carlos, el Callejón del Beso.
Bajo el crucero de la Calle Alonso, Juárez y Juan Valle se encuentra el Puente de Nuestra señora de la Soledad o Puente Nuevo, que fue abovedado en 1820. En esta encrucijada fue abierta en el siglo pasado la calle Juan Valle para comunicar a la de Positos con la de Juárez. Por esta arteria, también denominada calle nueva, se llega al túnel Santa Fe de Guanajuato, que conduce a los barrios de San Clemente, San Luisito y Cata.
Se sabe que en una de las casas de esta vía nació en 1838 el prestigiado poeta ciego Juan Valle, de tendencia liberal que no dudó en participar con su pluma en los acontecimientos políticos de este periodo, a tal grado que llegó a conocérsele como «el poeta de la reforma».
Converge a la calle de Juan Valle la calle Positos, que inicia en la terminación de Lascuráin de Retana, junto a la escalinata de la Universidad de Guanajuato, hasta el museo Alhóndiga de Granaditas. A esta vía se le conoció a principios del siglo XVII con el nombre de la calle Real, dado que los demás caminos eran para uso exclusivo de las haciendas de beneficio. En 1696, cuando la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de Guanajuato llegó a la villa, fue conducida por la calle de Positos con rumbo a la Basílica.
Su nombre se derivó de los depositados de maíz que según parece se encontraban en esta zona. También se ha atribuido en nombre de la calle al pozo que existió en la casa del padre Busto, vecino de esta zona. Importante es, sin embargo, que a todo lo largo de la calle de Positos pueden apreciarse numerosas casas que datan de diferentes épocas, por ejemplo las casonas del actual Museo del Pueblo de Guanajuato y también la del Museo Diego Rivera.
El Teatro Juárez, que se embellece con los leones esculpidos en bronce, sus columnas de cantera verde, el mármol de las esculturas que posan en el pedestal y todos los detalles de este recinto que es uno de los principales atractivos de esta ciudad, es un sitio que es indispensable conocer cuando se es visitante de esta ciudad mexicana. Alonso es el nombre de la calle que se localiza atrás del Teatro y que alberga en su recorrido al Mesón de San Antonio en el número 12, casona del siglo XVlll que fue utilizado como albergue.
También hay hostales y hoteles que decoran con sus fachadas el paso de la calle. Finalmente encontramos una pequeña plaza, una casa en cantera rosa y podemos dirigirnos a la ruta de los callejones empinados que comienza en el callejón de la Luz, muy cercano al final de esta vía.
Historia, tradición y cultura son una mezcla de los ingredientes que se perciben al caminar por las calles y callejones de esta ciudad Colonial. Estos pasillos se llenan de gente al celebrarse anualmente el Festival Cervantino, encuentro artístico que se lleva a cabo en el estado, con la presencia de artistas nacionales e internacionales y que año con año empapa sus plazas, sus esquinas y por supuesto, todos los rincones de sus calles con un sabor especial. Trasladarse de un recinto a otro es lo más común para cubrir con la agenda de eventos, teatro, música, danza y un sin fin de espectáculos que rodeados con el encanto de la localidad hacen de esta visita una experiencia única.
Calles con nombres de celebridades, empedrados y pasillos adoquinados abren paso a los turistas que se encaminan hacia recorridos que no sólo cumplen con la función de conducirnos a los lugares mágicos, sino que son los vasos comunicantes de una ciudad de riqueza memorable y donde la historia en cada esquina es notable.
Visita Guanajuato, visita sus extraordinarios y maravillosos pasajes, pero sobre todo, recorre sus calles y callejones, cada uno con una historia diferente, cada uno con su atractivo propio, todo haciendo un conjunto de vialidades que suben y bajan, que penetran al subsuelo, que llevan a la montaña, que giran, se esconden y conforman el sistema arterial de una ciudad que vive de día y de noche, ofreciendo cientos de atractivos coloniales a sus visitantes, y que representan a México ante el mundo.
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