Las cascadas de Agua Azul se forman al descender el Río Tulijá de manera escalonada, creando estanques o albercas naturales, contenidos por diques calcáreos, llamados gours en la terminología geológica. El intenso color azul turquesa que poseen es debido, en gran medida, al lecho calizo del río.
Esta coloración, aunada al intenso verde de la vegetación, a la brisa constante y al sonido acuático inagotable, contribuyen a hacer de este sitio, sin duda alguna, uno de los más hermosos e inolvidables espectáculos naturales de la República Mexicana. Con la ayuda de guías locales, se pueden alcanzar, otras cascadas todavía más espectaculares al final del río Tulijá.
Tras descubrirse las cascadas y con el creciente número de visitantes que acudían a ellas, fue necesario, resguardar el área, declarándola en 1980 “Zona de Protección Forestal y Refugio de Fauna Silvestre”. Este es uno de los mejores lugares para practicar la fotografía, el excursionismo, el campismo y otras actividades al aire libre; además, se puede adquirir artesanía regional.
Para accesar al lugar, desde Tuxtla Gutiérrez, tome la carretera que conduce a San Cristóbal de las Casas y de ahí a Palenque; antes de llegar a esta ciudad, hay una desviación hacia este atractivo natural. A la entrada, por cada vehículo se cobra una pequeña cuota de recuperación.
Es recomendable utilizar indumentaria fresca y cómoda, pues normalmente el clima es caluroso. Es preferible visitar estas cascadas en temporada de secas, ya que su color característico sólo es perceptible en esta época; sin embargo, en el verano, con las lluvias, la espectacularidad no disminuye al aumentar el volumen de caída de agua. Estar en este lugar sensibiliza el alma.
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