Originarias del estado de Guanajuato, las charamuscas son unos dulces tradicionales mexicanos muy sabrosos, que gustan a chicos y grandes; son elaborados a base de piloncillo con leche, con coco, con nuez y en su mayoría son distinguidas por hacer alusión con sus formas a las tradicionales momias de Guanajuato.
Otras entidades vecinas a Guanajuato, tales como San Luis Potosí y Michoacán, han entrado en la competencia y se han auto nombrado como los creadores de dichos dulces, por lo que han empezado a elaborarlas con piloncillo y mantequilla, además de que pueden ser de coco o nuez y tienen forma de espiral o humana.
Como se sabe, el Museo de las Momias de Guanajuato muestra 119 cuerpos momificados que se conservaron en perfectas condiciones, debido a los minerales de la tierra. La primera momia fue exhumada en 1865.
Hace tiempo, artesanos del bajío empezaron con la elaboración del dulce de charamusca, que ha tenido gran demanda, lo que ocasionó que algunos empezaran a dar forma al dulce e iniciaron con las momias, lo que causó gran atracción a los visitantes..
Es así que pueden verse momias en parejas de novios, con botellas de vino, vestidas elegantemente, deportistas ahora con motivo del Mundial de Futbol, entre otras decenas de formas de momias.
Es precisamente en el mercado “Hidalgo”, el principal de la ciudad, donde más se comercializan; por ahí vale la pena conocer este mercado que fue proyectado inicialmente como estación del ferrocarril, en el predio que ocupó la antigua plaza de toros de Gavira y cuya construcción se prolongó de 1905 al 16 de septiembre de 1910. Lo inauguró el Presidente Porfirio Díaz como parte de las fiestas del centenario de la independencia.
Decíamos que ahí es el principal sitio donde se ofrecen las tradicionales charamuscas, envueltas en papel celofán de colores, además de otros dulces, víveres y ropa.
El edificio es de hierro y su planta tiene forma de “T”. Sobre la enorme bóveda está la torre de un reloj de cuatro carátulas fabricado por José López, y en su cúpula una veleta con un pararrayos. Dispone de treinta y cuatro amplias ventanas.
Además de este mercado, hay tiendas o hasta vendedores ambulantes que ofrecen las ricas charamuscas a las puertas de este Mercado y en otras partes de Guanajuato.
Guanajuato, capital del beso
Cabe destacar que al inicio de 2009, el gobernador estatal dio a conocer el polémico Bando de Policía y Buen Gobierno, que prohibía a los ciudadanos el besarse en la vía pública, pues lo consideraba un acto inmoral, lo que trajo como consecuencia el repudio de la población, quien manifestó que había infinidad de besos.
Entonces, dicha disposición originó que quienes se dedican al oficio de vender a «las momias de Guanajuato», en atractivas charamuscas, fueron inspirados por ese Bando de Policía y Buen Gobierno, y ni tardos ni perezosos dejaron volar la imaginación y crearon «las momias besuconas», que ahora se ofrecen en el Mercado Hidalgo, en el Museo de las Momias de Guanajuato y en otros puntos turísticos de la ciudad.
Pero la creatividad de «los charamusqueros» no paró ahí, pues además de moldear el dulce para darle forma de una pareja de enamorados en posición de beso, también, como dice Alfonso Regalado Herrera, uno de los creadores de las momias besuconas, «llevan su vacilada escrita”.
Y así, en algunos de los sombreros de charro que llevan las momias, se lee «el beso de los vegetarianos, en la planta de los pies, en la palma de la mano, en las orejas de repollo, en el rabanito y en la coliflor».
Otros más rezan, «el beso del psiquiatra: con cualquier loca» y uno más que hace alusión a la leyenda del Callejón del Beso dice: «El beso del tercer escalón, ese es el beso maldito, el que no lo da, se vuelve jotito».
Con esta acción, «las momias besuconas» registraron gran demanda entre los turistas nacionales y extranjeros, muchos de los que ya llegan y preguntan ¿dónde venden las “momias besuconas”?.
La disposición oficial inspiró a nuevas creaciones; los vendedores de este producto ya las promocionan entre los visitantes. Ahora, la capital del estado tiene un dulce atractivo más, nacido del ingenio de los charamusqueros guanajuatenses.
Lo que es una realidad es que todo aquel visitante de esta colonial ciudad, no debe dejar de probar y llevar a su casa las tradicionales charamuscas de momias, al grado que ya han sido demandadas para su consumo, desde el extranjero, principalmente al sur de Estados Unidos.
Una de las vendedoras de charamuscas, Soledad Flores, dice que tiene 30 años de elaborarlas y ofrecerlas durante la Semana Mayor en el Jardín Principal; afirma que esta tradición es algo que heredó de su madre, agregando que en los tiempos actuales se ha demeritado la demanda del producto.
«La situación económica hace que las ventas estén más bajas en comparación con otros años, pero de todos modos a la gente le gusta venir a ver al Señor del Hospital y comprarse una charamusca, lo bueno es que hasta ahora continúa viva esta tradición», dice.
Ahora, para aquellos buenos chefs que les gusta la cocina, le vamos a dar una receta para que puedan preparar unas ricas charamuscas de nuez, para lo cual requieren de los siguientes ingredientes:
2 Tazas de piloncillo rallado 2 Tazas de azúcar 3 Cucharadas de mantequilla | 2 Cucharadas de nuez picada 1 Paquete de papel encerado |
Preparación
- En un recipiente con flama baja se derrite el piloncillo, el azúcar y la mantequilla. Revolver constantemente la mezcla con una pala de madera.
- Dejar hervir por aproximadamente 7 minutos o hasta que al introducir una cuchara y sacarla se forme un hilito o hebra dura. Entonces retirar del fuego.
- Engrasar un molde extendido y verter el caramelo, tratando de extender lo más que se pueda. Mientras esto sucede, engrasar las manos con un poco de mantequilla.
- Cuando se empiece a enfriar, doblar las esquinas hacia el centro teniendo cuidado de no romperlas. En cuanto la temperatura lo permita, formar una bola con el caramelo.
- Después dividir en varios trozos, estirar y enrollar cada uno de éstos varias veces y antes de que enfríen, espolvoréales la nuez picada
- Finalmente se retuercen un poco para darles su forma típica. Envolver cada una en papel encerado.