Es rara la persona a quien no le gusta el chocolate y aún más rara quien nunca lo haya probado. La chocolatería mexicana es el producto de una larga historia de transformaciones.
Bebida de nobles
Desde sus orígenes, el cacao, ha sido considerado un producto de elevado valor por distintas civilizaciones que habitaron el continente americano antes de la llegada de los españoles.
Empleado como ingrediente protagonista de bebidas vigorizantes, era consumido por reyes y nobles. Además de atribuírsele diversas propiedades curativas. Tan cotizado llegó a ser, que en determinado momento su semilla se utilizó como moneda por los mayas.
Una vez conocido por los españoles, se comenzó a elaborar una bebida a base de esta semilla y mezclarla con azúcar, convirtiéndose en la golosina favorita del viejo mundo.
Sin embargo, no fue hasta que los holandeses se toparon con dicho producto que el verdadero boom del cacao comenzó. Es a ellos a quienes se les atribuye la grandiosa idea de mezclarlo con leche.
Dicha bebida tan cotizada, antes confeccionada con chiles y vainilla, y endulzada con miel de abeja, servida en tarrones de barro por los aztecas, pasó a ser servido en tazas de porcelana y jarras de plata en elegantes salones de la alta sociedad europea.
Se le comenzó a utilizar como ingrediente en otro tipo de preparaciones y no sólo como bebida. Se convierte en ingrediente principal de tartas y pasteles. De cubiertas y decoraciones. Y es entonces cuando el verdadero arte comienza.
El arte del chocolatero
Un chocolatero es aquel que se dedica a la elaboración de productos a base de chocolate. Los cuales pueden ir desde postres, bombones, esculturas, chocolate líquido, en tableta o en polvo, por mencionar algunos.
Si bien es cierto, para la transformación del producto se requiere de procedimientos bastante precisos y perfecta ejecución para, al final, lograr piececillas admirables.
Dicha profesión a lo largo de los años, ha sido dominada por varones europeos en su mayoría.
Resultaría un tanto extraño ser la cuna del chocolate y no contar con al menos un digno representante de esta profesión. Y nos complace decir que si lo tenemos. Su nombre es José Ramón Castillo.
Manos mexicanas
José Ramón Castillo se dedica a crear maravillas con chocolate, plasmando en cada una de sus creaciones un estilo único de chocolatería mexicana evolutiva. Este chef mexicano, se ha dedicado a enaltecer las característica de la gastronomía mexicana aunado a vanguardias tecnológicas; para aplicarlas finalmente en el mundo de la chocolatería.
Que Bo! es como este chef ha nombrado a sus creaciones. Bombones, confitería, pasteles y esculturas son algunos de los productos que se elaboran dentro de su aula.
Resulta interesante adentrarse en sus confines y toparse con una serie de bombones y trufas rellenos de originales productos como agua de jamaica, agua de horchata, café de olla, mango con chile, tamarindo con chile, maracuyá, igualmente queso cotija, galleta de animalito, cacahuate, alegría, chamoy, sugus de uva, mole, en fin. El resultado es una sensación sumamente agradable.
Encontrar elementos tan típicos de la gastronomía mexicana dentro de un chocolate; dar una mordida y recordar todo aquello que nos hace sentir tan mexicanos y además, darse cuenta de la excelente pareja que hacen estos elementos con el chocolate, no puede resultar más gratificante que el mismo placer de comer chocolate por sí solo.
Más información: Que Bo!