Dentro de la ruta de independencia, hay una ciudad que tuvo gran importancia durante la primera etapa independentista: La leal y progresista ciudad de Chihuahua.
Fundada el 12 de octubre de 1709 con el nombre de San Francisco de Cuéllar, posteriormente se convirtió en San Felipe el Real de Cuéllar y después en San Felipe el Real de Chihuahua. La población nació gracias a las riquísimas minas de Santa Eulalia, ubicada a cuatro leguas (9 km) al este. Su fundación en el valle formado en la confluencia de los ríos Chuviscar y Sacramento obedece a dos razones; la primera, las reales ordenanzas de 1573 que indicaban que las fundaciones de los nuevos asentamientos debían hacerse junto a los ríos; y la segunda, la necesidad de mayor cantidad de agua para el beneficio de los metales.
En 1864 la ciudad de Chihuahua albergó al Presidente don Benito Juárez y a su gabinete, convirtiéndose en sede de los poderes de la República. Juárez permaneció en territorio chihuahuense durante la invasión francesa.
Cuando ascendió al poder el general Porfirio Díaz en 1877, ya la ciudad de Chihuahua contaba con 22,000 habitantes y en los almacenes de la ciudad se podían conseguir los más exquisitos productos europeos; la población ya era el centro económico y político del estado.
En 1881 empezó la construcción del palacio de gobierno y para entonces el ferrocarril ya la comunicaba con la Ciudad de México, iniciándose en 1903 la construcción del ferrocarril Chihuahua al Pacífico.
Sobre las famosas avenidas Paseo Bolívar, Cuauhtémoc y la calle Juárez, se construyeron bellas mansiones con fachadas de cantera. Para entonces, la ciudad reflejaba prosperidad por doquier. El parque Lerdo y su hermosa arboleda era por donde las familias paseaban los domingos; desafortunadamente, aún faltaba por vivirse uno de los episodios más trágicos de la vida de la República, -la Revolución-, Los Dorados y su comandante en jefe el General Francisco Villa, Pascual Orozco y Toribio Ortega entrarían en escena. Después de 10 años de sangrienta lucha y de la muerte de Carranza, Villa se retiró.
Los que siguieron fueron años muy difíciles hasta que por 1940 inició la recuperación y estabilidad política. En 1954 se fundó la Universidad Autónoma de Chihuahua y a partir de entonces, empezó la era moderna de la ciudad.
Pero volvamos a la época independentista, cuando casi al final del movimiento, el norte comenzaba a jugar un papel trascendental en las aspiraciones de quienes luchaban por hacer de México un país libre y soberano.
Tras la Batalla del Puente de Calderón, los independientes tuvieron que dirigirse hacia el norte y al no encontrar apoyo en Zacatecas fueron hacia Coahuila, a Monclova, donde sin saberlo, estaba resguardado el grupo contrainsurgente más importante.
Sin embargo, engañados por quienes se dijeron aliados, llegaron a esa ciudad con la idea de pasar a Estados Unidos, pero en Acatita de Baján fueron capturados el 21 de marzo de 1811.
Fueron conducidos a Chihuahua, donde los realistas fusilaron a 22 miembros de la tropa rebelde, entre ellos Aldama, Allende, Jiménez -el 26 de junio-, Hidalgo -el 30 de julio-, mientras que Abasolo fue exiliado a España, donde murió en prisión.
Así pues, la ciudad se convirtió en célebre final de la marcha independentista, aunque con ello, los realistas no hicieron más que exacerbar los ánimos del pueblo, que con el triste acontecimiento se dieron cuenta de que la lucha debía continuar, con el fin de que el sacrificio de esos hombres valerosos no fuera en vano. Las cabezas de estos cuatro personajes fueron colgadas en las cuatro esquinas de la alhóndiga de Granaditas, donde había comenzado la insurrección.
Mientras tanto, Chihuahua seguiría creciendo, gracias también a los ricos yacimientos argentíferos de Santa Eulalia. En 1727 se inició la edificación de una de las más bellas iglesias del norte de México: la catedral de Chihuahua; los mineros accedieron a donar un real por cada marco de plata con la idea de construir un templo digno, enorme, sin igual en la comarca, dicha obra tardó más de 100 años en terminarse. Así culminó uno de los atractivos de esta noble capital norteña.
No podemos visitar Chihuahua sin conocer otras de sus iglesias como «Los Siete Templos de la Ciudad», llamados así por haber sido los únicos en su momento y que, además de la catedral, están constituidos por los de San Francisco, Sagrado Corazón, El Santuario, San José de la Montaña, El Refugio y el más antiguo de todos: Santa Rita.
Pero en esta Ciudad independentista hay mucho más que ver y disfrutar, pues son muchos atractivos. Algunos que recomendamos no omitir en tu visita son:
La Quinta Carolina, una antigua residencia del gobernador Terrazas; Las Grutas Nombre de Dios que se encuentran ubicadas al norte de la ciudad, con espectaculares formaciones que la naturaleza ha ido creando a lo largo de millones de años; el Parque Nacional Cumbres de Majalca, serranía al noroeste de la ciudad dentro del municipio vecino de Rivapalacio; Los Llorones, área arbolada de recreación familiar en la zona del río Chivíscar; La Presa Chihuahua, que proporciona parte del agua que se consume en la ciudad e ideal para la pesca.
Además de esos y varios lugares turísticos más, está desde luego el Centro Histórico, con bellas edificaciones de época como el Palacio de Gobierno y el Palacio Federal.
Es curioso pasear por la Calle Libertad, conocido localmente como la «la liber» y gozar del placer de comprar en sus tiendas y puestecillos; La Plaza Mayor ofrece el espectáculo de las fuentes danzarinas, donde los chorros de agua bailan en sincronía con la música clásica y popular mientras un espectáculo de luces adorna el show. Hay una torre mirador para una vista casi panorámica de la ciudad.
Y para dar lugar al ocio, ya habiendo alimentado la cultura, nada como la Zona Dorada, con sus bares y antros, donde la vida nocturna es de las más alegres y agitadas que existe en la ciudad.
Y antes de regresar a tu ciudad de origen, vete de shopping a la Plaza del Sol, moderno centro de compras donde encontrarás las mejores tiendas y marcas.
Como ves, además de una rica historia labrada en la piedra, escrita en sus museos y construida sobre sus calles, Chihuahua es mucha vida y entretenimiento, un lugar que visitar en conmemoración del bicentenario de nuestra independencia.
Más información: ¡Ah, Chihuahua!