Conocida como “la ciudad del sol”, es cuna de uno de los mejores equipos de béisbol: Los Naranjeros de Hermosillo, además de ser la capital del estado de Sonora y estar ubicada a 281 km de la ciudad fronteriza de Nogales, en el noroeste de la República Mexicana. Posee el clima propio de los lugares semidesérticos: caluroso, con una temperatura promedio de 25°C.
Con una cultura y geografía compartida y una historia entrelazada, Hermosillo, Sonora, tiene mucho en común con Arizona. Aun cuando el nombre de la ciudad en español significa “lugar bonito y pequeño”, nadie duda de que se está convirtiendo rápidamente en una metrópoli pujante, ya que constantemente llegan inversionistas a la ciudad aprovechando las ventajas de una fuerza de trabajo altamente educada y la proximidad a los grandes mercados de Estados Unidos.
Los visitantes, principalmente del vecino país del norte, pueden practicar la cacería cinegética y la pesca deportiva de lobina negra en las presas ubicadas en los alrededores, además de degustar una rica gastronomía a base de carnes de primera calidad y sus tradicionales dulces como las “coyotas”, que cambiaron la historia del lugar.
Se dice esto, pues corría la década de los 50 en el viejo Hermosillo, cuando doña María Ochoa González solía hornear pan para regalar a sus vecinas. Una de ellas, la española Agustina de Araiza, le compartió la receta a base de harina de trigo, manteca, sal y algo de azúcar, mientras el relleno sería de panocha, el dulce de caña que en el resto de México es conocido como piloncillo. Lo llamaron “coyota”, que significa hija de india y español.
La tradición que surgió en 1954 de las manos de doña María, quien falleció en 2003 a los 86 años de edad, traspasó fronteras, porque sus descendientes lograron que el gobierno de Estados Unidos autorizara la importación de este producto a Arizona. En la actualidad se tramita la posibilidad de hacer envíos a California y Nevada.
El origen de Hermosillo data de 1700, cuando se fundaron los pueblos de Nuestra Señora de Pópulo, Nuestra Señora de los Ángeles y La Santísima Trinidad del Pitic, los cuales estaban habitados por seris, tepocas y pimas bajos quienes como consecuencia, se alejaron.
Cuenta con una historia interesante, ya que inicialmente se le conocía como la Villa del Pitic; fue establecida como cabecera del partido dependiente del departamento de Horcasitas. Ello coincidió con la urbanización que los agrimensores reales le dieron, ya que progresaba de manera firme. En la parte oeste del poblado había huertas de cítricos y uvas, siembras de trigo, maíz y de frijol. Pero por decreto de la H. Legislatura de Estado de Occidente, fechado el 5 de septiembre de 1828, se le suprimió el nombre de Villa del Pitic y se le impuso el nombre de Ciudad de Hermosillo, en honor al general jalisciense José María González de Hermosillo quien a fines de 1810 había llevado la insurrección nacional a tierras sinaloenses.
Al constituirse el estado de Sonora, el 13 de marzo de 1831, se convirtió en su capital, desde esa fecha hasta el 25 de mayo de 1832.
Entre los acontecimientos históricos destacan el 14 de octubre de 1852, cuando en la cuidad, una sección de filibusteros al mando de Gast Rousset de Boulbon se enfrentó a las fuerzas nacionales, que estaban bajo la dirección del general Miguel Blanco de Estrada.
Pero donde la tradición vive es en el corazón de Villa de Seris, poblado fundado por la etnia conca’ac un siglo atrás, y que fue absorbido por la ciudad de Hermosillo hace décadas. A cada paso por sus estrechas calles el olor de pan recién horneado y del relleno dulce atrae y enamora a los hermosillenses, pero especialmente a los turistas, quienes relacionan siempre una jugosa carne asada con un postre de panocha.
La tradición de comer carne y después coyotas surgió de la familia de doña María, ya que su cuñado, Alfonso Durazo, el “rey de la carne asada”, empezó a ofrecer el postre en su restaurante Xochimilco, también ubicado en Villa de Seris.
A medio siglo del surgimiento de las coyotas, la receta es la misma: harina elaborada en la región, ingredientes naturales, amasados y extendidos a mano y, horneados en leña.
Las mujeres encargadas de elaborarlas llegan a trabajar alrededor de 20 kilos de masa, de donde salen hasta 500 coyotas al día, y aun así no se aburren de comerlas, comentan.
En la actualidad, el negocio que doña María inició en su cocina, es dirigido por su hija, Catalina Moreno Ochoa, y la receta permanece en secreto, aunque decenas de residentes de Villa de Seris y otras poblaciones de Sonora han tratado de igualarla.
Así que, en la actualidad, para quien visita Hermosillo, se le recomienda mucho caminar por las viejas calles de Villa de Seris, donde simplemente el aroma enamoradizo hará que paladee el postre que surgió de una receta española y de las manos mágicas de doña María.
También se recomienda por las noches no olviden degustar los mochomos, así como la deliciosa y suave carne asada típica de Sonora, además de sus deliciosos platillos a base de mariscos provenientes de las playas de Bahía Kino y San Carlos.
Hermosillo, aparte de sus sabores tiene muchos otros atractivos, como lo son:
La catedral de la Asunción de Hermosillo: majestuosa construcción que se inició en 1877 y desde entonces es un icono de la ciudad junto con la plaza Zaragoza.
Palacio de Gobierno: Se inició su construcción en 1881 y se terminó en 1906. En sus murales narra una buena parte de la historia del Estado.
Capilla de Nuestra Señora del Carmen: Justo al final de la avenida no Reelección, rompe majestuosa, testigo de los sueños e historias que han visto pasar el cielo hermosillense, convirtiéndola en una de las edificaciones más antiguas e importantes de Hermosillo.
El Cerro de la Campana: Es el mirador por excelencia para el visitante, ya que desde sus empedrados, es posible apreciar una panorámica casi completa de La Ciudad del Sol.
Museo de Culturas Populares: También se le conoce como casa Hoeffer ya que fue propiedad original del Dr. Alberto Hoeffer, quien en 1904 inició su construcción. En ella se refleja la influencia francesa que caracterizó al Porfiriato.
Casa de la Cultura: Espacio que abrió sus puertas en Octubre de 1980, dedicado a promover, rescatar y preservar las manifestaciones artísticas y culturales que dan identidad a los sonorenses.
El Museo de Sonora: Localizado en lo que fuera la antigua penitenciaría de Hermosillo, ofrece pasajes de la historia sonorense, así como descubrimientos ancestrales de ruinas mexicanas.
Museo Biblioteca de la Universidad de Sonora: Es el edificio que más identifica a la ciudad. Alberga el Museo Regional de Antropología e Historia, el Museo de Arqueología, el Teatro Emiliana de Zubeldía, hemeroteca, biblioteca, librería, galería de artes plásticas, radio y televisión universitaria.
La Sauceda: Este bello parque recreativo y de diversión para toda la familia cuenta con grandes jardines y diferentes atractivos como el área de bateo, go-karts, mini golf, juegos electrónicos, toboganes, albercas y mucho más. La sauceda cuenta también con un excelente museo interactivo para niños llamado «la burbuja», donde los niños aprenderán a realizar experimentos y aprender muchas cosas, a la vez que se divertirán con todas las actividades que ahí toman lugar.
De noche, Hermosillo cuenta con muchos restaurantes de primer nivel, así como bares y centros nocturnos de diversión.
Al estar ubicada en el corazón mismo del estado, resulta de fácil acceso llegar a la mayoría de los puntos turísticos importantes y a corta distancia de esta ciudad podemos encontrar destinos muy atractivos, como Bahía de Kino.
Así es que, ya sea por antojo, cultura o diversión, Hermosillo es una ciudad digna de visitarse, conocerse y apreciarse, ya que tiene, además de un sol esplendoroso –casi abrasante-, mucho que mostrar a sus visitantes.
Más información: Comisión del Fomento al Turismo del Estado de Sonora.