Cuando decimos que México tiene de todo en destinos lunamieleros es más que cierto: playas, montañas, mares, hotelería, gastronomía, tradiciones, cultura, arqueología, ferias y tantas ofertas más que en realidad es difícil decidir a dónde ir en un país tan diverso turísticamente hablando.
Uno de estos segmentos, que últimamente ha logrado un auge singular es el que llamamos de «lunamieleros», que incluye a quienes viajan para casarse o de viaje de bodas, encontrando los destinos más bellos para ello.
Las playas de la Riviera maya; de Guerrero; de la pujante Riviera Nayarit y de la Baja California, sobresalen como lugares favoritos de los enamorados para unir sus sueños o para vivir sus primeros días «al fin solos», aunque las Haciendas de Jalisco, Tlaxcala y Yucatán, por mencionar algunos sitios, no son ajenas al romántico entorno que buscan las nuevas parejas.
En realidad, dudo que alguien enamorado, con mil proyectos en su mente y la única idea de hacer feliz a su pareja, no haya pensado nunca en una boda como la que me permito narrarles:
Amanece y el mar se ve de un azul muy diferente; el clima cálido apenas comienza a sentirse y en la terraza del hotel ya está servido un desayuno digno de la novia más exigente; él a su vez, duda entre degustar el propio en su cuarto o pensar que faltan pocas horas para su boda.
En este punto, vale la pena reflexionar en que habrá quienes busquen la tranquilidad de una hacienda o el ajetreado ir y venir de la vida nocturna; para todos ellos, México tiene una respuesta.
Volviendo a nuestra boda, entran selectas madrinas al cuarto de la novia y en un abrir y cerrar de ojos ella está en el Spa, procurando lucir esa tarde como nunca antes; llega la hora de arreglarse y en el salón un grupo de estilistas dan los toques finales, cuidando que los tonos y el peinado estén en armonía con la playa y el ocaso; una carroza blanca lleva a la novia, vestida en un atuendo elegante y sencillo a la vez, coronada apenas con una tiara de brillantes pequeños; nada es ostentoso y sin embargo todo tiene el lujo peculiar de la naturaleza; sobre la arena, un altar tiene como escenario uno de los atardeceres más bellos del Pacífico mexicano y ante él se da el encuentro; la pareja se toma de las manos teniendo como fondo musical el oleaje vespertino que se funde con un cuarteto de cuerdas; la iluminación la refleja el mar mezclado con algunos rayos filtrados del cielo o como en la Riviera Maya, la bóveda celeste colmada de estrellas; nada podría ser mejor, viene la unión y mientras el sol parece desaparecer un sentimiento único brota de quienes han vivido esta experiencia inolvidable, aún sin ser ellos los esposos; poco más tarde, en un área bordeada por antorchas, si no en uno de los tantos salones que los hoteles de diferentes destinos tienen especialmente para estas ocasiones, la cena y e champagne son parte de un suceso para toda la vida; la suite nupcial lo tiene todo, en diferentes resorts a la orilla de nuestras playas, para que la noche se prolongue por años… y así pareciera suceder.
A grandes rasgos suena en verdad fascinante, pero definitivamente no hay nada como vivirlo y para ello, destinos lunamieleros como Cancún, Ixtapa-Zihuatanejo, Los Cabos, Puerto Vallarta, Cozumel, Huatulco y otros, tienen todo para que tu evento de la vida sea todo un éxito.
Ixtapa-Zihuatanejo, por ejemplo, cuenta con un Club de Bodas y Romance, que al día de hoy tiene una publicación propia, integrantes tan destacados como el Hotel Meliá Azul Ixtapa, Las Brisas, Presidente Intercontinental, Club Med, Emporio y Barceló, entre otros no menos prestigiados y el apoyo de la OCV del destino.
El Club, junto con sus miembros, entre los que se encuentran empresas de catering y restaurantes, da apoyo a los futuros esposos que deseen contraer nupcias en esas paradisíacas playas.
Cancún también cuenta con un Club para bodas dentro de su oficina de Visitantes y Convenciones y es una tendencia cada vez mayor el darle la importancia que realmente tiene este segmento, que quizá sea el que le da a nuestros hoteles un mayor valor estimativo para los clientes y crea una fidelidad de marca basada en el recuerdo y la atención.
Por eso, si quieres casarte y que desde el comienzo, tu matrimonio sea diferente e inolvidable, cásate a la orilla de los mares de México, o en sus haciendas, o en sus islas, o en cualquiera de tantos destinos que ofrecen una belleza tan especial para enmarcar lo que será seguramente, el día más importante de tu vida.
Tips para casarte en la playa
- Es importante saber si la boda es de día o de tarde, ya que el clima será fundamental para escoger tu atuendo.
- Si te casas en la arena, ten cuidado al seleccionar el largo de tu vestido y el pantalón de él.
- Las bebidas deben ser refrescantes, y a diferencia de las bodas urbanas, es necesario estar ofreciendo a los invitados algo para saciar la sed.
- Cada playa puede tener cierta normatividad para el desarrollo de eventos, aún cuando sean privadas. Entérate de ellos y procura seguirlos.
- La fecha de la boda, que siempre es relevante, se vuelve trascendental al realizar tu boda en la playa, ya que el clima puede cambiar o estar sujeto a fenómenos atmosféricos. Más vale prevenir.
- La moda para la playa es muy distinta a la de la ciudad en cuanto a este tipo de ceremonias. Procura ponerte de acuerdo con las madrinas y especificar en las invitaciones el tipo de vestimenta. Algodón, lino, seda y sandalias son un must, al estilo Ibiza, para lucir bien.
- Sé creativa en tus invitaciones; así como en tu boda, la forma de convidar a tus invitados deberá ser más que original.