Quizá no haya un recorrido más impresionante en toda la República mexicana, ni una experiencia más fascinante que recorrer las barrancas de Chihuahua pasando por Pueblos Mágicos, cerca de cascadas monumentales, acercándose a una cultura fabulosa, sobre un tren que fue creado pensando en el mañana y cuya travesía es hoy, una de las 13 Maravillas naturales de México; le dicen Chepe, así con cariño, como él trata a quienes tiene la suerte de conocerlo…
Sin duda alguna fue una idea fascinante el pensar crear un ferrocarril que atravesara desde Chihuahua hasta el Océano Pacífico, pasando por el hogar de la cultura tarahumara, las Barrancas del Cobre, conocidas internacionalmente como Cooper Canyon, haciendo paradas en lugares de una belleza que hace enmudecer a los más experimentados viajeros, aún a los que creían haberlo visto todo; y es que la magia de viajar en este rápido acorazado sobre rieles, está dentro y fuera de sus vagones; por un lado en las panorámicas que el maravilloso paisaje ofrece y por el otro, en el lujo y comodidad de sus carros comedor, bar lounge y de estar.
Detalles del recorrido
El recorrido es una de las obras maestras de la ingeniería mexicana, ya que para llegar a su destino, el Chepe cruza 37 espectaculares puentes y atraviesa 86 impresionantes túneles, a alturas que llegan a los 2,438 msnm. Desde 1961, el Chepe se interna entre los majestuosos paisajes de la Sierra Tarahumara, donde se conjugan los rasgos más importantes de la historia y el folklore de esta maravillosa cultura; también por las Barrancas del Cobre, un espectacular cañón cuatro veces más grande que el del Colorado, en Estados Unidos y por muchos otros atractivos que hacen de este viaje uno de los más inolvidables que puedan hacerse.
Hagamos un recorrido virtual de esta increíble aventura: Se sale de la ciudad de Chihuahua, partiendo hacia el oeste hasta llegar a los campos de la comunidad más grande de menonitas en México, Cuauhtémoc, donde se puede aprovechar para comprar sus tradicionales quesos a estos descendientes de granjeros alemanes; se continúa en el trayecto que es todo un lujo y de repente, el tren avisa que se ha llegado a San Juanito, el lugar más alto sobre el nivel del mar por el que pasa este ferrocarril majestuoso; continúa y en unas horas alcanza un pueblo mágico de altura: Creel, con sus propios atractivos como el Lago Arareco o la cercana Cascada Bassaseachi, con 240 metros de caída, lo que hace a éste un lugar en el que vale la pena permanecer una noche.
Al otro día será tiempo de proseguir para llegar a uno de los puntos más atractivos de todo el recorrido, el Divisadero Barrancas, una parada obligatoria, en donde el sol se refleja en las paredes del cañón como un espejo, lo que se puede apreciar por la mañana, si se pernocta en el Hotel Divisadero Barrancas, en plena orilla del cañón; y de ahí, el Chepe continúa a Bauchivo-Cerocahui, en el municipio chihuahuense de Urique, donde también vale la pena detenerse y conocer esta Misión jesuita y los pueblos de Cerocahui, la Bufa y Batopilas; y aún cuando las emociones han sido incontables, falta mucho por recorrer y se prosigue a Témoris, la cabecera municipal de Guazapares, ya cerca del Estado de Sinaloa.
La siguiente parada es muy interesante, no en balde se trata de otro Pueblo Mágico, El Fuerte, poblado colonial lleno de historia, cultura y arraigadas tradiciones; se acerca el final del trayecto, el tren continúa su andar sobre rieles hacia el Pacífico para llegar a una de las más bellas ciudades sinaloenses, Los Mochis, o simplemente Mochis, como se le llama en la zona; ¡última parada! es aquí donde llega el Chepe en su trayecto y hay que hacer un alto para conocer esta población industrial y agrícola, pujante y beisbolera, donde la música, los ricos mariscos y las guapas mujeres parecen ser una constante; y aunque la terminal del Chepe es esta, muy cerca junto al mar, está Topolobampo, puerto al que el ferrocarril Chihuahua- Pacífico une con el resto del país y al que vale la pena hacer una visita para dar una vuelta, ahora en yate, y sumar otra experiencia al recorrido.
Sin duda ha sido un viaje maravilloso, lleno de sorpresas y atractivos que nos hacen estar más que orgullosos de ser mexicanos y poseer en nuestro territorio nacional una proeza del hombre en hermandad con la naturaleza como esta vía férrea; quien la haya vivido, querrá repetirla y compartir con sus amigos y seres querido, o en pareja, para disfrutar lo romántico que también tiene el viaje.
Un recorrido a todo lujo
Pero algo más que tiene el Chepe, es su confort, la comodidad con que se viaja en este fabuloso prodigio de la ingeniería y de amabilidad a la vez. De hecho, con el fin de proporcionar al viajero un servicio de clase mundial, Ferrocarril Mexicano inició desde 1998 la remodelación de su flota de coches comedor, coches bar y coches de pasajeros del tren de Primera Express. Ahora el pasajero puede visitar este hermoso corredor turístico del norte de México con el confort de un asiento reclinable, aire acondicionado y calefacción y servicio de alimentos y bebidas de la mejor clase.
También, como la belleza de México es para todos, en el Chepe el turista puede hacer uso del servicio de Clase Económica, que aunque es más barata, no escatima en dar un buen servicio y la comodidad está también presente, y sobre todo, la vista es la misma.
El Chepe se ha vuelto un viaje que atrae a extranjeros y locales por igual, en el que se pueden encontrar ecoturistas, o turistas de aventura; lunamieleros o familias enteras; amantes de la naturaleza, expedicionarios, jóvenes o personas de la tercera edad, pues el chepe es para todos y su magia y esplendoroso trayecto cautiva a unos y otros por igual; es una travesía que no se olvida que puede repetirse una y otra vez.
Más información: Chepe Express