Un privilegio para el turista versado en divertirse y en conocer nuestro rico pasado prehispánico, es visitar sitios arqueológicos para presenciar el inicio de la primavera, mediante la observación del equinoccio en los lugares donde también lo celebraron los antiguos moradores de nuestro país.
El equinoccio es un fenómeno astronómico mediante el cual el día adquiere una duración igual a la de la noche, y tiene lugar cuando el Sol está sobre el Ecuador celeste, que es la proyección del Ecuador de la Tierra sobre el cielo.
El equinoccio de primavera, que en el hemisferio occidental coincide con el comienzo de la estación del mismo nombre, ocurre alrededor del 21 de marzo al moverse el sol hacia el norte sobre la línea del ecuador. Debido a los ajustes de fechas por las duraciones distintas de los años (a lo cual se debe la inserción de años bisiestos), la hora exacta del equinoccio varía cada año.
Trabajar la tierra, una actividad ligada al fenómeno
Todas las civilizaciones pretéritas estudiaban el movimiento del sol como base para la planeación de sus vidas cotidianas, ya que dependían de los ciclos de la agricultura, es decir, con el equinoccio de primavera se iniciaba el período de siembra y posteriormente durante el equinoccio de otoño se iniciaba la cosecha.
La actividad astronómica y calendárica consistía en seleccionar un sitio desde donde se pudieran observar las salidas y puestas del Sol sobre los cerros prominentes y su diario desplazamiento en el horizonte, para contabilizar los días que tardaba el astro en llegar de una a otra cúspide.
Con los años, algunos sitios arqueológicos se han hecho populares para el turismo, por su posición geográfica. Algunos, altamente recomendables para observar el fenómeno astronómico equinoccial son:
Chichen Itzá (Zona Maya)
Los equinoccios de primavera y otoño respectivamente, ocurren en los atardeceres de los días 21 de marzo y 22 de septiembre, y se observan desde la escalera norte del Castillo de Chichén Itzá, donde se ve una proyección solar serpentina (consistente en siete triángulos de luz, invertidos) como resultado de la sombra que proyectan las nueve plataformas de ese edificio al ponerse el sol, lo que se ha denominado popularmente como el descenso de Quetzalcóatl o Kukulkán ya que da la apariencia de una cabeza de serpiente como la que se ubica en la base de la pirámide.
Poco después comienza a disiparse la figura de Kukulcán para poner fin a un proceso que dura aproximadamente 45 minutos, desde su inicio hasta su culminación. El fenómeno arqueoastronómico de Chichén Itzá, hoy día es probablemente el más conocido y divulgado del país.
Dzibilchaltún (Zona Maya)
Ubicado a 14 kilómetros al norte de Mérida, Dzibilchaltún registra su equinoccio al amanecer en la pirámide de «Las Siete Muñecas», por lo que hay que estar ahí presa las 5:00 am. El fenómeno ocurre cuando la puerta del Templo se ilumina con el resplandor del Sol, que aparece en el horizonte, y en un momento dado el disco celeste queda al centro de la puerta creando un espectáculo de luz y sombra en la fachada poniente.
Chen-Hó (Zona Maya)
Esta zona arqueológica se ubica en terrenos del actual Parque Recreativo del Oriente de Mérida. Su edificación corresponde al período protoclásico (250 a.C.-300 d.C.). En la construcción de mayor tamaño, ubicada del lado izquierdo entrando por la puerta oriente del parque, a la puesta del sol, el frente se ilumina totalmente sin dar lugar a ninguna sombra.
El Cerrito, Querétaro (Zona centro)
El equinoccio de primavera en la zona arqueológica de El Cerrito marca el nacimiento arquetípico del Sol, a decir de la tradición popular, porque el astro rey irrumpió del vientre del Cerro Gordo y con su nacimiento inició el tiempo de los hombres. Ese nacimiento quedó señalado en la Estela local, estructura piramidal construida en la cima de este sacro cerro, por donde se observa al sol emergiendo del rectángulo sagrado.
Uno de los alineamientos más relevantes que resultaron de esta zona, es el que presenta el Basamento Piramidal; proviene de un muro perteneciente a la etapa Tolteca -el año pasado detecté otro que corresponde a una fase más antigua-, ya que el 20 de marzo, fecha del equinoccio astronómico de primavera, el sol emerge exactamente sobre ese basamento piramidal del Cerro Gordo.
Altavista, Zacatecas (Zona centro norte)
La región Centro-Norte de México se caracteriza por ser el hogar de descendientes de indígenas Chichimecas y en Alta Vista hay un sitio arqueológico que se encuentra construido, desde la época Teotihuacana, casi exactamente sobre el trópico de Cáncer (23º27’N); se observa que fue escogida deliberadamente con el fin observar el sol, ya que alcanza su cenit sólo una vez al año, fecha que coincide con el día del solsticio.
Arroyo Seco, Victoria, Guanajuato (Zona centro norte)
En Victoria (región Otopame), sitio abundante en pinturas rupestres y petroglifos, hay un lugar conocido como Arroyo Seco, asociado con un cerro que se sugiere fue y es apto para la observación de los equinoccios y los solsticios por contar con una privilegiada ubicación geográfica, que le permitió convertirse en un importante marcador astronómico de eventos como los equinoccios y los solsticios; mismos que hasta la fecha reúnen a multitud de turistas y estudiosos.
En ese cerro existen pinturas que se relaciona directamente con la observación de estos fenómenos astronómicos, dándole un carácter mágico a los motivos allí representados.
Xochicalco (Zona centro-sur)
Destaca por su tradición astronómica de hace cientos de años. Su nombre significa “Lugar de flores” y era un sitio de retiro y meditación de la elite militar Mexica, los caballeros Águila y Jaguar.
Cuenta con construcciones arqueológicas prehispánicas más cercanas a la salida o puesta del sol en el equinoccio astronómico en la construcción del juego de pelota y en los edificios C y D y con un marcador equinoccial denominado “la Estela de los Dos Grifos”, donde se forma una línea virtual que coincide con la salida del Sol y marca el inicio de la primavera, lo que demuestra que ahí se realizaban ceremonias relacionadas con los equinoccios y los solsticios, con los que comienza la temporada de vida y concluye la de muerte.
Como podemos ver, dentro de la mística de nuestras civilizaciones ancestrales, los astros, su movimiento y sus eventos coincidentes fueron motivo de adoración. Hoy, muchísimos visitantes tanto locales como extranjeros, siguen esas creencias o simplemente gozan con la belleza del espectáculo, lo que hace a estos sitios centros turísticos en esta ya próxima fecha, en que nuestro país se viste con los colores de las flores y se cubre con el manto azul celeste, acariciando a nuestros visitantes con un templado abrazo de bienvenida.