Más que balnearios y una eterna primavera, Morelos es icono de emociones que alternan el turismo de aventura y el ecoturismo de forma singular. Un clima propicio para siempre festejar la vida… y lo mejor de todo es que se encuentra a tan sólo una hora de la Ciudad de México…
En el aire…
Una experiencia sublime al contacto con el viento, es sin duda aventurarse a volar en un ultraligero y Aero Dynamic de México, es la mejor opción para ello. Se encuentra ubicado en San José, lugar al cual es fácil llegar por la “Autopista del Sol”, justo antes de Vista Hermosa, donde la pista y las naves voladoras se preparan para el despegue triunfal.
El vuelo se prepara y es inevitable sentir ansiedad de surcar los cielos; después de asegurar el cinturón de seguridad, colocar los audífonos y dictar algunas medidas preventivas, todo esta listo. El ruido del motor comienza y poco a poco se empieza a tomar velocidad en la pista para despegar y alcanzar los 400 o 500 metros de altura. Una vez arriba, te das cuenta que sobrevuelas un lago, el de Tequesquitengo; la experiencia es tan soberana que no quisieras bajar, aunque se torna divertida cuando el piloto hace jugarretas.
El descenso es suave y cuando llegas a tierra, Marc Jacket, piloto francés con experiencia de 20 años y más de nueve mil horas de vuelo, te preguntará qué tal la pasaste, no importando tu respuesta, él siempre te responderá: “lo mejor de esto es el ser libre y ¿dónde más?… ¡Pues en el cielo!”, frase en la que la sonrisa le es imprescindible.
Cada ultraligero es único y amén de una grata distracción, también se imparten cursos los cuales van desde los 20 mil hasta los mil 400 pesos, mientras que una paseadita de 12 a 15 minutos valdrá 450 pesos, que bien valen la pena cuando te hallas a una velocidad de 60, 120 o hasta 150 kilómetros por hora, disfrutando en las alturas del bello paisaje de Morelos.
Rafting
El descenso de ríos es sin duda una buena motivación para destilar adrenalina, y mejor aún cuando tu guía presume de lo crecido que esta el río. Pero eso no importa, la hora de colocarse el chaleco, el casco y tomar el remo es tan sólo el preludio de una apasionante aventura digna de no olvidar.
El principio del recorrido, de 15 kilómetros, comienza cuando te dan un curso introductorio de lo que significa el rafting, sus reglas de seguridad y el uso del remo. Después, subes a la balsa inflable, donde eres colocado de manera estratégica. El equipo para realizar el descenso de río no debe superar a las seis personas, ni ser menor a las cuatro, claro, aparte del guía.
Para dar rienda suelta a la emoción, comienzan los ejercicios de remo, asegurando que sabes cual es tu mano derecha, cuál es la izquierda y qué significa remar hacia atrás o adelante, pues por exagerado que parezca las instrucciones deben ser claras, ya que si el trabajo en equipo funciona la diversión esta garantizada, al romper olas, evitar caídas y generar gritos de emoción con el ramo en lo alto.
Ya adentrado en las aguas, es hora de disfrutar de 20 rápidos, entre los que destacan “El Yaute”, “El Quita Crudas” y “La Licuadora”, destacados por su fuerte afluencia, sus olas y turbulencias, características que hacen calificar a los rápidos de éste río en la escala mundial de 6 niveles. Después de una hora y media, el trayecto culmina con cuerpos más que mojados y un ligero refrigerio, ya sea pozole o sopes.
Dicho afluente se divide en dos secciones. La primera, la sección alta del Río Amacuzac, clase 1 y 2, es la más visitada por familias que llevan niños de entre 5 y 12 años, mientras que la segunda, la sección baja califica como río clase 3 y 4, permitiendo que niños mayores de 14 años disfruten de él; las partes más profundas alcanzan los nueve metros de profundidad.
La selva baja caducifolia, la cual cuenta con árboles de más de 18 metros de altura que cambian de follaje una vez al año, además de diferentes especies de amates, son parte del impresionante paisaje de flora y fauna de la zona, por lo que indudablemente cobran el lugar de un personaje más en el recorrido.
Raft México, es el operador de estas aventuras en Morelos, la temporada precisa para gozarlo es de junio a enero y el costo va de los 450 pesos por persona, si los turistas llegan al río o 550 por persona, si éstos desean que los trasladen de Cuernavaca al caudaloso afluente de ida y regreso. Para la misión, es necesario llevar short o traje de baño, muda de ropa, toalla, bloqueador solar, repelente de insectos y zapatos tenis, así como estar dispuesto a mojarse.
Parque de Aventura Apotla
Para una visita más terrenal esta el Parque de Aventura Apotla, claro, si no te subes a su tirolesa de 230 metros con desplome de 50 metros, misma que recorrerás en tan sólo 29 segundos.
En este lugar puedes llevar a cabo un poco de turismo ecológico al visitar las hojas y troncos fósiles, una gruta que resguarda pinturas rupestres certificadas por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), además de murciélagos y contemplar la cascada del Río Apatlaco, donde incluso podrás pedir un deseo a un árbol, cuya edad de 150 años, único por nacer encima de una roca y dar hojas una vez al año, da la suerte de generar una esperanza en quien lo abraza.
Asimismo, hay la opción de nadar, o bien, el lugar no exenta al visitante de avivar su adrenalina mediante otros atractivos como el Gotcha, Rappel, Escalada de Raíz, Juegos Dinámicos o la aventura de acampar.
Apacible descanso
Para cerrar la visita a Morelos, vale la pena descansar en un recinto que aparte de cómodo es eminencia histórica, como lo es la Hacienda San Gabriel de las Palmas, la cual data de 1529, ordenada construir por Hernán Cortés, hogar de franciscanos que tiempo después, en 1791, se instituiría como unidad productiva de azúcar y alcohol, llegando en 1910 a ser la mayor hacienda azucarera de México.
Fue famosa por su caballería de gran nobleza de los renombrados “cuarto de milla” y uno de los escenarios de la primera cinta filmada por la actriz María Félix, “El Peñón de las Ánimas”.
El hoy hotel de lujo y escenario de eventos especiales se encuentra a 80 minutos de la ciudad de México, cuenta con spa, jacuzzi, temascal y alberca, envueltos en singular decoración que alberga desde un comedor de la edad media hasta la segunda cama de caoba, única en el mundo, entre otras atractivas antigüedades.