Yucatán lo tiene todo, por ello lo denominan la combinación perfecta para disfrutar de un viaje de placer, una aventura arqueológica o una súper expedición ecológica. Su biodiversidad, sus distintos atractivos turísticos y coloniales aunados al folklore, las tradiciones, el arte y la gastronomía son los elementos ideales para satisfacer al más experto de los viajeros.
El estado cuenta aproximadamente con 52 mil 508 kilómetros cuadrados, lo que representa el 2.2 por ciento de la superficie de México y colinda con los estados de Quintana Roo y Campeche y con el Golfo de México.
Con sus estados vecinos integra una verdadera región, tanto geográfica como cultural y social. Esa superficie se divide en 106 municipios y nueve zonas socioeconómicas, identificadas por sus vocaciones agrícolas y su principal actividad productiva.
Su suelo es el primer recurso natural del que hay que hablar. La configuración geográfica que posee indica que en algún tiempo su territorio estuvo cubierto por mar, ya que su piedra es arenosa y en algunos casos conserva adheridas algunas conchas y caracoles marinos, los que pueden observarse con mayor detenimiento en sus cenotes y grutas, donde la capa de suelo es tan delgada que muchas veces no rebasa los diez centímetros.
Hacia el sur y el oriente, a diferencia del norte, los suelos son más profundos y sostienen una vegetación alta. El clima es cálido subhúmedo en casi todo el estado. Las temperaturas medias anuales son entre 22 y 26 grados centígrados, lo que crea un atmósfera por demás agradable.
Es en este territorio donde surgió una de las civilizaciones precolombinas más importantes del continente: la maya. Sus descendientes contemporáneos ocupan prácticamente todo el estado: de los 106 municipios, 86 tienen el rango de 30 por ciento y más de hablantes de maya, es decir, el 92 por ciento; y en 8 municipios hay menos de 30 por ciento de maya-hablantes.
Por esto y mucho más, se puede decir que Yucatán está en la lista de lugares que se ufanan de ofrecer al visitante una rica amalgama de contrastes. Su diversidad es una invitación a recorrerlo y llenarse las pupilas con impresionantes parajes y manifestaciones de una cultura prehispánica aún viva.