El sol y las doradas playas han convertido a Gambia en un lugar de vacaciones y escapadas, sobre todo en invierno. Pero además de ello y de sus complejos hoteleros, vale la pena conocer sus reservas naturales y las ruinas de antiguos centros de esclavos.
Para extraer su esencia hay que tomar el sol en playa Serekunda, observar aves en la Reserva Natural Abuko, descender el río Gambia y observar la flora y la fauna, probar el domodah, un guiso de cacahuetes con arroz o el benechin, arroz con una espesa salsa de pescado y verduras, regado con JulBrew, una cerveza local. Solo algo no hay que hacer: silbar cuando ha oscurecido; es tabú.
Gambia es un país llano, su altitud no sobrepasa los 300 msnm. Está rodeada por Senegal al norte, sur y este; al oeste está el Atlántico. Al país lo atraviesa de este a oeste el río Gambia. La mitad de su recorrido es navegable, plagado de meandros, con una desembocadura de diez km de ancho. Se dice que las fronteras del país se trazaron siguiendo los cañonazos a babor y estribor de un buque de guerra inglés mientras subía el río Gambia.
Cerca de su desembocadura se encuentra la Isla James, antiguo puerto de salida del comercio de esclavos, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. La Isla contiene numerosos vestigios de la penetración europea en África, desde el S. XV hasta su independencia. El cauce del río constituye la primera ruta comercial hacia el interior del continente y fue base para el comercio de esclavos. Los vestigios de ello constituyen no sólo un patrimonio histórico, sino un símbolo para la Diáspora africana.
Otro Patrimonio de la Humanidad desde 2006 son los Círculos megalíticos de Senegambia, que en cuatro grupos (Sine Ngayène, Wanar, Wassu y Kerbatch) concentran1000 monumentos.
Además de las playas, sus mejores encantos son las reservas naturales. La vegetación es rica y variada. En el estuario y la costa se encuentra un paisaje tupido de mangles y caña; mientras las zonas bajas de agua dulce, río adentro, están cubiertas de un exuberante bosque tropical, donde destaca el bambú. Hay también grandes áreas pobladas de árboles como el cedro, caoba, caucho, palma de aceite… aunque es el baobab el más majestuoso, casi un símbolo nacional.
En cuanto a fauna se pueden encontrar cocodrilos, hipopótamos, leopardos, jabalíes, antílopes, monos… Pero quizás lo más importante sea la variedad de aves, más de 550 especies catalogadas, que hacen del país un verdadero paraíso para los amantes de la ornitología.
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