Infinidad de escritores, compositores, pintores, historiadores, han plasmado en cada una de sus frases, rimas, versos, cuadros o tonadas, toda la magnificencia que encierra esta pequeña porción del sur de España.
Esta tierra, de agradable clima la mayor parte del tiempo, es fácil de distinguir entre muchas otras, por La Sabika ó Colina Roja, sobre la que se asienta uno de los mayores ejemplos de la arquitectura musulmana: La Alhambra, circundada por bosques, las aguas del Río Darro, el Albaicín y el Sacromonte, teniendo de fondo las blancas cumbres de la Sierra Nevada.
Pasado Árabe
La imaginación de antiguos historiadores y escritores, atribuyen la fundación de Granada gracias a la intervención de una hija de Noé o a la hija del dios griego Hércules, Granata.
Lo cierto es que en su territorio habitaron Neanderthals y hombres de la edad del Bronce, antes que ibéricos y romanos. Estos últimos, dominaron durante un periodo esta región, a la que llamaron Iliberis. Con la invasión musulmana, Granata pasó a formar parte del reino Taifa de los Ziríes; posteriormente los almohades norafricanos establecieron su dominio en la zona.
No fue sino hasta que Muhammad Ibn Yusuf Ibn Nasr se sublevó y acabó con el dominio extranjero norafricano, estableciendo en 1237 el Reino de Granada, el cual se extendería hasta Almería y Málaga.
La dinastía de los Nasríes, bajo los reinados de Yusuf I y Muhammad V, fueron los de mayor florecimiento. Es durante ellos que la más sublime expresión de la arquitectura nasríe se materializa, dando forma a uno de los más bellos edificios del arte mudéjar que existen en toda España: La Alhambra.
La ciudad seguía creciendo, dando forma a una ciudad fortificada que, por azares de la historia, nunca se defendió. Con el creciente dominio del imperio español, la anexión de este territorio era sólo cuestión de tiempo. Para el 2 de enero de 1492, los granadinos se acostaron en una ciudad medieval y musulmana y se levantaron en otra cristiana y moderna.
La rendición de esta comarca a los Reyes Católicos, sumerge a la ciudad de pronto en el mundo moderno. En un principio, el cambio no pretendía afectar más que a la cabeza del reino; un rey por otro rey. En este caso una reina.
Las condiciones de la rendición fueron generosas, ya que se permitió a los nasríe vivir en la ciudad. Pero la armonía no duraría mucho; para el año 1500, surge el primer motín en el Albaicín y durante 71 años no pararon las pugnas entre moros y españoles, hasta que en 1571, se expulsó a los moriscos del recién unificado territorio de España.
El exilio, la expulsión y la colonización por nuevos habitantes, preparó a la ciudad para la explosión religiosa contrarreformista que la convertiría en un permanente espectáculo barroco durante el siglo XVII.
El embellecimiento que le dieron los reyes cristianos a la ciudad, con la construcción de monumentos renacentistas, barrocos y una universidad, dieron forma a la fusión entre lo islámico y lo ibérico, entre Oriente y Occidente.
De aquí en adelante su crecimiento, teniendo como patrono a San Cecilio, se dio de forma espontánea, densa y firme hasta como la conocemos hoy día.
La Alhambra
Los orígenes de Granada son algo inciertos, ya que las constantes invasiones de diversos grupos sobre el territorio, provocaban que las antiguas edificaciones se perdieran. Lo que es un hecho, es que sus monumentos más brillantes, como la Alhambra y el Generalife, corresponden a la monarquía nazarí y al reinado de Carlos V, periodo comprendido entre los siglos XIII y XVI después de Cristo.
La Alhambra esta conformada por diversas construcciones de carácter militar, administrativo, palaciego o religioso, las cuales se asientan sobre La Sabika o colina roja, también llamada por los mozárabes Al-Hamra, rodeada de murallas, torres y aislado por las laderas verticales del río Darro.
Al cruzar por la puerta de Armas, del lado norte, o la de Justicia por el sur, llegarás a una calle que conduce a una plazoleta y a las ruinas de una Mezquita, para desembocar posteriormente en la Plaza de los Aljibes.
Es desde aquí donde la Alhambra comienza a mostrar al visitante todo su esplendor, para continuar hacia La Alcazaba, la edificación más antigua del conjunto, cuya función era primordialmente militar. La Torre de la Vela, al poniente, era un estratégico sitio para observar el horizonte en busca de enemigos; hoy, es posible admirar una panorámica de todo Granada.
Del lado norte de la plaza, se encuentra el Mexuar, edificación en la cual se impartía justicia, a la cual se añadió un patio para convertirla en capilla. Al cruzar el patio se llega al Cuarto Dorado en cuyo techo observarás una obra renacentista encargada por los reyes católicos. Si continuas de frente, podrás ver la fachada del Palacio de Comares, obra maestra de la Alhambra.
Contiguo a este, se encuentra el Patio de los Arrayanes, espacio de grandes dimensiones que corre de norte a sur y en cuyo centro hay un estanque, rodeado de pórticos de siete marcos y columnas.
Al pasar por el pórtico norte, tras cruzar la Sala de la Barca o Barakha, que significa “bendición”, se alza la Torre de Comares, que aloja el Salón de Embajadores o del Trono, el cual es el más grande de toda la construcción; aquí estaba el trono del sultán. Es de destacar el tallado en cedro, de 105 estrellas alineadas en siete órdenes, los cuales representaban los siete cielos islámicos.
Atravesando este punto, llegarás a uno de los espacios más bellos de todo el recinto: El Patio de los Leones, llamado así por los doce felinos labrados en piedra que rodean a una fuente y proporcionan agua a una serie de canales. Este era el sitio de descanso que Muhammad V mandó construir para sí mismo.
Cuatro salas independientes reflejan un exquisito y elaborado trabajo artesanal Mudéjar, arte esencialmente funcional creado por los mozárabes. Los recursos ornamentales de sus construcciones, destacan por el hecho de que daban una apariencia de riqueza mediante elaborados adornos. No utilizaban mármol o metales preciosos para lograr tal fin, sino más bien, materiales muy pobres para su construcción, como el ladrillo, azulejos, yeso y madera.
El éxito de este arte, deriva de la posición en que coloquen dichos materiales. Los mozárabes podían crear con ladrillos, arquillos, rombos o espigas, interesantes juegos de luces y sombras.
En la Alhambra, zócalos de azulejos cubiertos de formas geométricas estrelladas, muros cubiertos de lacerías de estuco, frisos mozárabes (piezas cóncavas suspendidas a manera de estalactitas), hiladas de caligrafía árabe con versículos del Corán y celosías, son la característica del conjunto.
Colindante con el Patio de los Arrayanes, encontrarás cuatro salas: la de los Mocábares; la de los Abencerrajes, llamada así porque en su fuente está labrada la leyenda de la matanza de la familia del mismo nombre; de los Reyes, con tres estancias comunicadas entre sí por espléndidos arcos y en donde se conservan pinturas sobre cuero que narran el origen y filiación de los monarcas nazríes; por último, esta la sala de Las Dos Hermanas, la más rica del palacio ya que se encuentra profusamente adornada en sus paredes con versos de Ibn Zamrak, que en algún tiempo estuvieron recubiertos con laminillas de oro, así como de azulejos, dibujos arabescos y una majestuosa cúpula de mocárabes.
Por una de sus puertas se llega al Mirador de Daraxa, desde el cual podrás tener una panorámica del valle del Darro y el Albaicín.
Alrededor de las murallas de la Alhambra, se alzan 22 torres, de las cuales algunas servían como mansiones, como la Torre del Mihrab, de la Cautiva y de Las Infantas.
Tras dominar los españoles Granada en 1492, se reacondicionaron algunos de sus espacios y se construyeron nuevas edificaciones dentro de la misma fortificación. Un ejemplo de ello es el Palacio de Carlos V, diseñado por Pedro Machuca en el siglo XVI, al cual dotó de un estilo renacentista italiano, con una fachada cuadrangular y un patio circular, así como de columnas dóricas y jónicas. En él se alberga el Museo Nacional de Arte Hispano Musulman y el Museo de las Bellas Artes.
En lo que fuera una mezquita, se alza la iglesia de Santa María. Por su parte el Convento de San Francisco guardó los restos de los Reyes Católicos hasta 1521. Hoy es un Parador de Turismo.
Generalife, para descanso de gobernantes
Sobre el cerro del Sol se encuentra el Generalife, antigua residencia de descanso de los gobernantes granadinos. Este recinto está formado por una construcción del siglo XIV y una combinación de jardines en terrazas, estanques y fuentes, como la Escalera de Agua; todo el conjunto brinda una sensación de relajación y paz.
El Yannat al-arif de tiempos nazaríes era un lugar de retiro y descanso, un palacio de verano. Este sitio se encontraba comunicado con la Alhambra por su cercanía. Aquí se realiza el Festival Internacional de Música y Danza.
Este conjunto de intrincados recintos, simboliza el esplendor que alcanzó en algún momento este reino y la casta dominante que lo gobernaba: monarcas que habitaban el más hermoso de los espacios, el más parecido al edén que el Islam promete a sus fieles. Por eso, la Alhambra era acrópolis y paraíso al mismo tiempo.
Barrios circundantes
Fuera de la Alhambra se extiende la Plaza Nueva, con terrazas, bodegas típicas y tiendas de recuerdos. En su extremo sur se encuentra la Plaza de Isabel la Católica, con un monumento dedicado a ella y a Cristóbal Colón, así como varios edificios emblemáticos de la Gran Vía, como son el de Cortefiel, el de la Caja Rural y el del Banco Hispano. Para tu deleite, aquí hay varias heladerías en donde puedes comprar un helado, para que el camino no se te haga muy largo.
La parte final de este conjunto se conoce como Plaza de Santa Ana, lugar en el que encontrarás el Pilar del Toro, donde beber agua fresca. Enfrente esta la iglesia de Santa Ana, edificada en 1537 según un proyecto de Siloé; por encima de la iglesia asoma la Torre de la Vela, de la Alhambra.
Enseguida se encuentra la Carrera del Darro, un paseo empedrado junto al río del mismo nombre, con casas antiguas de los siglos XVI y XVII. Siguiendo la orilla opuesta del río, encontrarás el Puente del Cadí (s. XI), que unía la Alhambra con el Albaicín.
Frente al puente, en la casa número 31, están los baños árabes conocidos como el Bañuelo, al parecer del siglo XI. Son de los más viejos, importantes y completos baños públicos árabes conservados en España. Sus columnas están rematadas con capiteles romanos, visigodos y árabes.
Por aquí se llega al Convento de la Concepción, fundado en 1523, con una interesante portada de estilo ojival. Inmediatamente verás el Convento de Santa Catalina de Zafra, que tiene restos de una casa árabe del siglo XI.
La Casa del Castril, mansión renacentista con portada plateresca es sede del Museo Arqueológico, con piezas que abarcan desde el Paleolítico hasta el Arte Musulmán, incluyendo importantes restos íberos, romanos y visigodos, así como una diadema de oro encontrada en la cueva de los Murciélagos.
En la acera opuesta hallarás la iglesia de San Pablo y San Pedro, erigida al parecer, sobre la mezquita de los baños.
Una calle aledaña nos lleva a la Plaza del Padre Manjón, mejor conocida como el Paseo de los Tristes. Dicho lugar se halla a los pies de la Alhambra, ofreciendo al visitante una de las mejores panorámicas de la misma, sobre todo de noche, cuando se encuentra iluminada. Es una panorámica digna de una postal.
A la izquierda esta la Cuesta del Chapiz, cuyos edificios moriscos del siglo XVI, entremezclan lo árabe y lo cristiano.
De ahí puedes dirigir tus pasos al barrio del Sacromonte y a medio camino, detenerte en una de las zambras del lugar, cuevas de gitanos que se adentran en la tierra y en donde al son de las guitarras y las palmas, disfrutar de un tradicional baile flamenco.
La Cuesta de los Chinos es poco conocida por los turistas pero puede que sea interesante para ti, sobre todo porque ofrece impresionantes vistas del Albaicín y la Alhambra. Por esta ruta, pasarás bajo el Acueducto que une actualmente la Alhambra y la Generalife.
Al final de la cuesta, se halla una fresca terraza junto a la Torre del Agua. Ya de regreso, siempre pegado a la muralla, encontrarás una calle llena de hoteles y restaurantes, en donde podrás buscar una habitación que se adecue a tus posibilidades o gustos.
Más abajo, se encuentran los bosques que rodean estas fortificaciones, lo cual nos lleva a la Calle Real, que sube hacia el sureste, donde admirarás la Iglesia de Santa María de la Alhambra, anteriormente mezquita de la Alhambra.
Siguiendo por esta calle se halla el Parador de Turismo, en lo que fue el Convento de San Francisco de Asís, el primero establecido en Granada después de la conquista, en cumplimiento de una promesa hecha por los Reyes Católicos a este santo. El conjunto conventual se construyó en 1495, y en el centro se estableció la Capilla Mayor, en la que estuvieron sepultados los Monarcas hasta 1521, año en que sus cuerpos se trasladaron a la Capilla Real.
Las Torres Bermejas, llamadas así por el color de sus muros de argamasa, son una de las primeras construcciones defensivas árabes de Granada, que posteriormente sirvieron de prisión militar. Al bajar por la Cuesta de Gomérez, encontrarás diversas casas antiguas y numerosas tiendas donde adquirir productos típicos de Granada.
No podía faltar una visita a La Catedral. Situada en el centro de Granada, es considerada como la primera iglesia renacentista de España. Su diseño fue obra de Enrique Egas, pero pronto fue cambiada al estilo renacentista por Diego de Siloé.
Exteriormente, la capilla cuenta con una fachada de estilo plateresco ya que sus otros tres lados se hallan unidos a la Catedral. Cuenta con valiosas tallas y pinturas flamencas y el famoso tríptico de la Pasión, de Dierick Bouts, que por sus dimensiones y cualidades, es la obra pictórica más importante de Granada.
El Palacio de la Madraza era la Universidad que Yusuf I mandó construir en Granada, del cual se conserva su oratorio con su fachada barroca.
¿Un poco de nieve?
Las cumbres de Sierra Nevada, cercanas a Granada y que se elevan hasta los 3 mil 481 metros sobre el nivel del mar, albergan la mejor estación para esquiar de España. La abundancia de nieve, las modernas instalaciones, y, sobre todo, las más de un millón de personas que cada año la visitan acreditan esta calidad, recompensada en 1996 con la organización del Campeonato Mundial de Esquí Alpino.
Sus 65 kilómetros de pistas la convierten en la estación invernal más meridional de Europa, garantizando un gran número de días de sol en pleno invierno. Este lugar dispone de 45 circuitos con diferentes grados de dificultad, en los que se puede practicar tanto esquí como snowboard. Uno de sus principales atractivos es la posibilidad de realizar esta actividad de noche, en una pista iluminada y especialmente acondicionada.
Cuenta, además, con dos circuitos de 8.6 kilómetros para esquí de fondo. Así es que si quieres disfrutar de los deportes invernales, no olvides empacar tus esquíes y enfilarte a esta parte de Granada.
Aquí también podrás encontrar lagunas y pequeños bosques mediterráneos, descubrir un Parque Natural, la reserva de la Biosfera y la Reserva Nacional de Caza, con más de setenta especies botánicas exclusivas y una rica fauna, así como contemplar el paisaje de espectacular belleza que te brinda el Mar Mediterráneo.
Pero en verano también hay mucha acción. Sierra Nevada ofrece condiciones inmejorables para el vuelo en parapente. Si quieres disfrutar de sol, mar y arena, entonces el lugar ideal para tu aterrizaje son las playas de la cercana Costa Tropical para practicar el windsurf, nadar o sólo tomar el sol.
Un techo para dormir
En toda la provincia de Granada, encontrarás una buena oferta de alojamiento, el cual va desde los más económicos, como las pensiones, las casas o granjas, que rentan cuartos para quien busca practicar el Turismo Rural, hasta grandes y modernos hoteles de todas las categorías.
Si en tu próximo viaje no sabes a donde ir, piensa en Granada como una buena opción. Aquí encontrarás toda una gama de posibilidades para tu diversión. Te aseguramos que no hallarás un sólo momento para el aburrimiento.
Más información: TurGranada