La cerveza ha sido fiel acompañante de la humanidad, en momentos de celebrar, de compartir con los que más queremos y siempre a la temperatura adecuada para refrescar cuando la sed ataca.
La cerveza es un de las bebidas hecha con ingredientes naturales que más historia tiene, de acuerdo con el European Food Information Council, es uno de los productos más antiguos de la civilización.
Los historiadores creen que ya existía en Mesopotamia en el año 10.000 a.C. Sin embargo, fue hasta 1981, tras el hallazgo de una tablilla de piedra, que se constató un proceso de elaboración de cerveza que data de Babilonia en el 6.000 a.C.
En la antigüedad, alrededor del siglo XIV a.C, los chinos también elaboraban cerveza, del mismo modo que las civilizaciones precolombinas de América, que utilizaban maíz en lugar de cebada. De manera similar, en la antigua Britania se elaboraba a base de trigo malteado antes de que los romanos introdujeran la cebada.
En efecto, la producción de cerveza se tomó muy en serio, tanto allí como en el Nuevo Mundo, donde esta bebida era uno de los componentes principales de la dieta de los primeros colonos.
La cerveza, fuente de alimento
Hasta el año 1.400, los ingredientes principales de la cerveza eran la cebada malteada, el agua y la levadura. Se añadía romero y tomillo para evitar que se estropeara y para añadirle sabor.
Esta cerveza era turbia y contenía muchas proteínas e hidratos de carbono, lo cual la convertía en una bebida muy nutritiva, que consumían tanto los campesinos como la nobleza.
Se cree que en el siglo XV se descubrió una nueva versión de cerveza. Los mercaderes de Flandes y Holanda introdujeron el lúpulo en su elaboración, lo cual le daba cierto sabor amargo. La variedad que contenía lúpulo se denominó «cerveza» y la que carecía de este ingrediente, «ale».
La nueva variedad con lúpulo se hizo tan popular que a partir del siglo XVIII todas las cervezas se fabricaban con este componente.
En la Edad Media, los monjes europeos salvaguardaron el saber literario y científico, así como el arte de la elaboración de la cerveza. Ellos refinaron el proceso prácticamente hasta la perfección e institucionalizaron el uso del lúpulo por su sabor y sus conservadores naturales.
Sin embargo, fue hasta la aparición de Luis Pasteur que se logró dar un paso definitivo para lo que conocemos hoy como cerveza. Hasta entonces, los productores dependían de la levadura natural que transportaba el aire para que se produjera la fermentación.
Al demostrar que la levadura es un microorganismo vivo, Pasteur hizo posible el control preciso de la transformación del azúcar en alcohol.
Ante esta invaluable cantidad de datos históricos, la próxima vez que quieras degustar esta deliciosa bebida, no olvides que además de su sabor, ¡la cerveza está hecha a base de ingredientes naturales!