La región de la Bohemia Occidental de la República Checa es conocida desde épocas medioevales por sus balnearios de aguas curativas: Mariánské Láznê, Luhacovice y el más famoso de todos, Karlovy Vary.
La historia nos dice que las aguas curativas de Karlovy Vary ya eran conocidas desde aquellos tiempos del medievo, cobrando el balneario una mayor relevancia en el año de 1358, cuando el rey Carlos IV mandó construir un castillo de caza en el lugar.
Esta hermosa ciudad balnearia, también era preferida por el zar Pedro El Grande, que se edificó una regia mansión para disfrutarla en compañía de la princesa Sissi.
Grandes personajes de la cultura europea como Goethe, Schiller, Chopin, Beetovhen y Wagner, acudían a probar las famosas aguas curativas (mineromedicinales, turba y gas natural) de esta ciudad, así como a relajarse con su espléndido clima y de una vez ¿por qué no? A probar un poco de suerte en sus múltiples casinos.
Desde los años 90s, con el cambio de vida, se abrió una nueva visión de los balnearios checos, que se especializaron en estancias curativas de los sistemas digestivo, locomotor y de los transtornos metabólicos como son la diabetes, la gota y la obesidad, algunos de ellos muy comunes en Europa.
La ciudad, independientemente de sus atractivos medicinales, es realmente bella y ofrece, además una variada vida social con festivales y conferencias, atractivos verdaderamente sorprendentes.
Al recorrer sus calles por las márgenes del rio Teplá, se encuentran las tiendas que exhiben las joyas realizadas por los artesanos locales a base de granates, que es la piedra preciosa de la república, además de múltiples orfebrerías de fina hechura como vasos, copas y bisutería que se manufacturan con el fino y delicado cristal de Bohemia de la marca Moser, así como también, delicadas vajillas en porcelana, que nos remiten a los sueños más gloriosos de la monarquía de entonces.
Para que la visita a Karlovy Vary sea completa, es imprescindible degustar el licor a base de hierbas, famoso desde hace 200 años: el Becherovka, y la popular agua mineral Mattoni, sin olvidar los deliciosos barquillos típicos de la ciudad.
Cómo llegar a Karlovy Vary
No hay vuelos directos de México a la República Checa, pero las principales aerolíneas europeas y de USA vuelan hacia Praga haciendo escala en alguna ciudad estadounidense o europea como Paris, Ámsterdam, Londres o Frankfurt. Aeroméxico tiene un vuelo compartido con CSA Czech Airlines con escala en Paris; este vuelo tiene una duración de 14 a 16 horas desde México a la capital checoelovaca, Praga.
El tren es una opción muy cómoda y más barata que el avión para llegar a estas tierras del este europeo, que además te permite admirar el paisaje durante el viaje, haciéndolo aún más placentero. Por ejemplo: si vas de Berlín a Praga, el viaje dura 5 horas, de Viena a Praga 4 y media horas.
De cualquier forma, visitar estos lares de ensueño siempre será parte de un viaje completo por Europa, donde se pueden vivir.
Para más información: Karlovy Vary Official Tourism Website