La Haya, celebración a la monarquía holandesa

Pasaje comercial. La Haya.
Pasaje comercial

Ciudad museo

La Haya, que en sus orígenes fue un coto de caza de los duques de Holanda para convertirse en el corazón de la vida de la corte a partir de que Guillermo de Holanda construyó aquí un castillo en 1248,

La ciudad, que muchos consideran la capital de Holanda, aunque en realidad lo es Ámsterdam, es una urbe elegante, con parques y plazas muy amplias, cuya forma de vida seria y tradicional está en consonancia con su papel de capital diplomática, sede de la corona y con el de centro mundial de paz y justicia. Liberal, pero profundamente anclada en tradiciones; discreta, pero suntuosa por dentro; culta, tranquila y profundamente democrática esconde detrás de su vistosa neutralidad una nutrida actividad artística. No en vano la ciudad es la sede de las academias de música y baile de Holanda. Sus salas de conciertos están siempre abarrotadas de público; sus impecables calles, llenas de anticuarios y galerías de artes.

Edificio del Parlamento. La Haya.
Edificio del Parlamento

Los edificios del Binnenhof y su dilatada historia merecen una visita y como aquí no se oculta nada, se pueden hacer recorridos guiados a través del Ridderzaal (Salón de los Caballeros) y conocer el Senado o el Congreso del Parlamento. El complejo actual cuenta con un lago, el Hofvijver, que recuerda que esto es Holanda, el país que le roba tierra al mar, y en el que se refleja la fachada creando un ambiente bucólico en pleno centro de la ciudad. En una esquina de la parte de atrás del Parlamento se alza un pequeño palacio del siglo XVII, el Mauritshuis, conocido como la Real Galería de Pintura, que está en proceso de ampliación hasta 2014, pero lo principal de su colección se muestra en el Gemeentemuseum.

Galería Príncipe William V

Muy cerca del Maurithuis y considerada como el museo más antiguo de Holanda. Se trata de una pequeña galería, emplazada en una casa de estilo Luis XIV y que alberga obras de artistas del XVII que ilustran la vida cotidiana de Holanda en esa época. La galería es una reconstrucción de una del siglo XIX, y como ocurría entonces, las paredes están abarrotadas con 150 pinturas de distinto tamaño y calidad, del techo al suelo. Es difícil apreciar algunos de estas decenas de pequeños cuadros acumulados en sus muros, pero da una imagen bastante exacta de cómo se miraba y coleccionaba el arte antes de nuestros actuales museos y galerías.

Familia Real. La Haya.
Familia Real

Alberga una rara colección donde no faltan los trajes de época, los instrumentos musicales, los vidrios romanos, la porcelana de Delft ni, desde luego, obras maestras de Monet, Van Gogh Kandinsky, Picasso, Dumas o Jongkind. Y por supuesto, la mejor colección del mundo de Mondrian. También cuenta con una de las mejores colecciones de moda del mundo. Pero tal vez lo más interesante de este museo es él mismo, el edificio, una muestra de la arquitectura de vanguardia de los años 30 del siglo XX cuando imperaba en toda Europa en Art Nouveau. Se trata de la tardía creación del arquitecto H.P. Berlage (1863-1934). El museo es una obra de arte en sí misma, diseñada con sabiduría y ojo para los detalles. Su ladrillo amarillo y el volumen de la construcción ofrece una apariencia relajada y alegre. El interior está decorado con coloridas baldosas, preciosas vistas y una luz especial que es la envidia de cualquier museo. Ahora, además, muestra lo mejor del Maurithuis, mientras se realizan las obras de acondicionamiento de este museo tradicional.

Carroza Real. La Haya.
Carroza Real

Melancolía en Scheveningen

Por supuesto, la siguiente visita es la propia playa de Scheveningen, con su viejo casino y su aire decadente en la que se pueden ver todavía a mujeres que llevan el traje tradicional a diario. Protegida por hileras de dunas, y un dique camuflado en el paisaje mismo, ya no es arrasada por las tormentas, aunque el viento del Mar del Norte deja claro su dominio. Recorrer la playa en invierno es una experiencia inolvidable, monumento a una cierta melancolía nórdica, resto perdido de escasos y efímeros veranos holandeses en los que la arena es un estallido de veraneantes, chiringuitos y ferias presididos por el imponente Kurhaus, el hotel y casino del siglo XIX. Al final del paseo marítimo, la playa recupera su estado natural y el mar ofrece un sorprendente espectáculo de tonos gris plata bajo un cielo azul.

En el camino se encuentra el Vredespaleis o Palacio de la Paz, que alberga el Tribunal Internacional de Justicia y que en 2013 también celebra cumpleaños: 100 años desde que fue creado. El palacio lo inició el Zar Nicolás II de Rusia, sobre la base de los ideales de pacifismo y paz mundial, que invitó a 26 naciones a constituir un tribunal mundial de arbitraje. Cuando se finalizó la construcción del Palacio de la Paz en 1913, era tan grandioso como la mismísima idea de la paz mundial. El palacio se materializó gracias a la colaboración colectiva de países de todo el mundo. Durante la visita guiada, se descubren todas las aportaciones diferentes y características que hicieron los países para hacer posibles los bonitos jardines, la arquitectura y el diseño interior del Palacio de la Paz.

Puerto Scheveningen. La Haya.
Puerto Scheveningen

La bella y pequeña Madurodam

La visita a La Haya no puede terminar sin acercarse a la ciudad Miniatura de Madurodam que es una representación en maqueta de los principales monumentos holandeses antiguos y modernos a escala 1:25 y en movimiento. Los molinos de viento dan vueltas, los barcos de excursiones navegan por los canales de Amsterdam, se apaga un fuego en el puerto, los trenes más modernos cruzan toda la ciudad por las vías de ferrocarril en miniatura más grandes del mundo. Y al anochecer adquiere una impresión de cuento de hadas debido a las 50.000 lucecitas que lo iluminan.

Ambiente y vida

Pero en La Haya no todo es cultura y arte, también es esta una ciudad que rebosa ambiente y el lugar adecuado para hacer buenas compras. Los centros comerciales se encuentran en el corazón de la ciudad, en los alrededores de la calle Grote Marktstraat. También hay numerosas tiendas en las calles Spuistraat, Venestraat y Hoogstraat. Imprescindible pasear por la agradable zona comercial de Haagsche Bluf y el Passage, la galería comercial más bonita y antigua de Holanda.

Las calles Denneweg y Frederikstraat ofrecen una excelente combinación de agradables boutiques de alta costura y tiendas de moda con las últimas tendencias. También son un lugar perfecto para tomarse un respiro después de haber pasado horas comprando, puesto que están bordeadas por los restaurantes y las tabernas de más categoría de La Haya. La calle Noordeinde merece una mención especial. Toda la moda que le falta, la suple de sobras con arte. Esta calle tiene la mayor «densidad de arte» de toda Holanda y está atestada de galerías de arte y anticuarios.

Gran ambiente en Las Terrazas.
Gran ambiente en Las Terrazas

Más barrios y calles

Antes de irse de La Haya hay que dedicar algo de tiempo a deambular por el barrio de Hofkwartier. Sus pequeñas callejuelas están abarrotadas de tiendas, boutiques, barberías, restaurantes, bares, anticuarios, despachos de interioristas, y muchas otras sorpresas. Y, si hay tiempo, también hay que dejarse sorprender por Chinatown: tiendas orientales, supermercados asiáticos, restaurantes chinos y todo lo demás que se puede esperar en cualquier ciudad china está al alcance en el mismísimo centro de La Haya.

Y todavía queda otra calle comercial que vale la pena mencionar, de Frederik Hendriklaan, que está algo más cerca de la playa. Es una calle larguísima que, además de contar con algunas tiendas y boutiques geniales, alberga una variedad fantástica de establecimientos de alimentación que venden productos selectos.

Más información: www.holland.com

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