La forma en que la plaza de toros «La Petatera» ubicada en Villa de Álvarez es construida y reconstruida año con año es toda una sorpresa para sus visitantes. Desde hace 165 años, esta majestuosa plaza de toros se levanta en el mismo lugar durante el mes de Diciembre para albergar las fiestas charras de Febrero.
La arman entre 70 familias, colocando cada una su tablón en forma respetuosa, casi religiosa. Lo atan al tablón vecino por cada lado, a diestra y siniestra, dándole la fortaleza y seguridad que presenta a pesar de estar forrada de petate. Al final luce como el coso taurino que es, único en el mundo. Cualquiera pensaría que dado su armado es un plaza pequeña pero La Petatera tiene el orgullo de ser, con sus 64 metros de diámetro en el redondel y con su estructura de maderas, petate y mecate la más grande del mundo.
Su tradición comenzó cuando los colimenses la utilizaron para organizar las fiestas del Santo Patrono de San Felipe de Jesús. En aquel entonces parte principal de dichas fiestas eran las cabalgatas a caballo, que desfilaban ante los ojos impávidos de los chiquillos no sólo enla plaza sino por todas las calles.
Para el jaripeo se improvisaba una placita y en 1857 esta pasó a ser armada con mayor fuerza, con los materiales ya mencionados, que le valieron su curioso nombre. En ese entonces, la actual población de Villa de Álvarez se llamaba Villa de Almoloyan y desde entonces es la sede de esta festividad.
Una corrida de toros en La Petatera, es una experiencia sin igual, una forma indescriptible de vivir la fiesta brava, adornada con los tintes de una tradición asombrosa. Muy diferente a los cosos de las grandes ciudades como la Plaza México o la Nuevo Progreso, por mencionar algunos, La Petatera lleva consigo una tradición que rebasa a la pura tauromaquia, es religión, es tradición y folclore, es parte de una cultura que se conserva en estas cálidas tierras colimenses.
En la Petatera desde que se entra se siente la diferencia. Es como entrar a un redondel de la conquista, de los primeros que los hispanos conquistadores armaban para enseñar su añeja tradición. Desde los toriles hasta las gradas por supuesto son otros a los que cualquier aficionado a los toros esperaría. Lo único que se sigue al pié de la letra son las costumbres de la fiesta brava, todo como un rito.
La Petatera es un orgullo de Colima y ha sido declarada Patrimonio Cultural de la Nación, Esto compromete a su mantenimiento como tradición cultural y a que cada año como hasta ahora, las familias responsables vuelvan a levantar este coso de tan peculiares cualidades.
Uno se preguntaría: ¿por qué seguir armando una plaza así y no una permanente? La razón de continuar uniendo orcones y troncos enlazados, sin el uso de clavo o tornillo alguno, se debe desde luego a la tradición, pero en un principio se debió a la cercanía del Volcán de Fuego, que algunas veces hizo erupción causando el estremecimiento de la tierra causando daños en algunas fincas pero no en la plaza, por su ingeniosa construcción. Lo más que se percibía era un leve “bamboleo”. Así que al visitar Colima, si se realiza el viaje entre diciembre y febrero, La Petatera es una visita obligada que seguramente dejará un grato recuerdo en el viajero.
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