México se reconoce por su extensa tradición arqueológica y su oferta para este tipo de turismo. Son reconocidos los múltiples destinos que entre su entorno, a veces selvático; en otras semidesértico o rocoso, esconden estructuras, frisos, pirámides o esculturas que nos hablan de culturas superiores, con un sentido del arte difícilmente igualado.
Historia de La Venta
La historia de La Venta es tan rica como su acervo cultural; fue no sólo una de las principales ciudades de la cultura olmeca, las “gentes del país de hule, los que viven al borde del agua salada”, civilización originaria de las riveras del Suchiate, entre Chiapas y Guatemala, sino la que marcó la cúspide de su desarrollo arquitectónico, artístico y comercial.
De acuerdo a los estudios realizados por los arqueólogos Frans Blom y Oliver La Farge, primeros exploradores de la zona, la ciudad data del período Preclásico, cuando logró su máximo esplendor, aproximadamente en el año 800 a.C. hasta que alrededor del 400 a.C. vino declinando hasta desparecer como centro poblacional.
Se sabe también, que gran parte del desarrollo de la cultura olmeca en este sitio estuvo basado en el agua, que si actualmente es rica en esta región de Tabasco, para esa época era una verdadera e intrincada red fluvial y lacustre. De ahí la enorme biodiversidad de la zona.
No sólo la naturaleza se vio beneficiada con el recurso hídrico, también el comercio pudo florecer sin problema al contar con una serie de vías para la transportación de productos y gente a través de los ríos y lagos, lo que detonó que La Venta fuera una ciudad comercial de primer orden.
Por su tamaño e importancia, se sabe que era regidora de asentamientos circundantes menores y que los representantes de su gobierno controlaban todas las actividades mercantiles y desde luego las religiosas, como era su intensivo culto al jaguar.
El intercambio de materiales como el cinabrio, la magnetita y el jade, fue prioritario para el comercio de la ciudad.
Ubicada en la selva del estado de Tabasco, abarcando una superficie de 200 hectáreas que incluyen un edificio piramidal de más de 30 metros de altura; plataformas de aproximadamente 300 metros de largo, la Acrópolis y pequeñas plataformas habitacionales, La Venta tuvo una importancia trascendental no sólo para los olmecas, que dejaron su huella en múltiples estructuras con su característico estilo, sino para las civilizaciones del altiplano, como la mexica.
Construida sobre un terraplén de aproximadamente 20 metros de altura sobre el nivel del cercano mar, fue la primera ciudad prehispánica que contó con un trazo arquitectónico planeado, donde las construcciones con motivos religiosos, aquellas que se dedicarían a actividades políticas o cívicas, las de uso meramente civil y hasta las de orden doméstico, se planearon de acuerdo a los estratos sociales y al movimiento diario de la ciudad.
Cuando oímos de este sitio arqueológico, muchos nos preguntamos seguramente, el por qué de su nombre hispano, sin referencia alguna al dialecto olmeca o al de alguna otra civilización de las muchas con las que tuvieron contacto; aún cuando se ha estudiado mucho acerca de su denominación, buscando emparentar su toponimia actual con algún rastro de aquellos que le dieron vida, resulta inútil. No se conoce un nombre anterior para este sitio y sólo se ha concluido que, por ser una ciudad eminentemente comercial, donde la venta de maderas tropicales como la caoba y el tatuán era famosa y reconocida, a la llegada de Cortés, quienes hablaban el español, le comenzaron a llamar así. Cabe preguntarse si el toponímico de Huimanguillo, municipio del estado donde se encuentra la zona y que significa “lugar de los señores grandes”, no estuviera asociado a la que hoy conocemos como la ciudad olmeca de La Venta, aunque esto es una mera hipótesis.
De hecho, no es sino hasta el siglo XIX, cuando Policarpo Valenzuela trasladó a Villahermosa una escultura de La Venta para su exhibición, que se da el conocimiento de esta zona arqueológica. Desde entonces, tuvo que transcurrir hasta 1925 para que la Universidad de Tulane y los arqueólogos mencionados realizaran una investigación a fondo en el sitio, reportándolo en sus escritos, pasando a ser así, parte de la literatura arqueológica obligada.
La larga historia de la Venta no tiene nada que ver con la corta historia registrada desde su descubrimiento y registro. De hecho, después de las actividades de la UT, pasaron muchos años para que, en la década de los cuarentas y cincuentas, el Instituto Smithsoniano llevara a cabo investigaciones arqueológicas enfocadas, principalmente, al recinto ceremonial de esta antigua ciudad olmeca.
El descubrimiento y su increíble importancia tuvieron eco en las principales instituciones del país y aún en la iniciativa privada. De todas partes del mundo llegaron turistas deseosos de conocer la magnificencia de una obra arquitectónica tan espléndida y comenzaron a brotar aquí y allá instituciones interesadas en preservarla, lo que se vio obstaculizado por la industria petrolera en la zona, que causó innumerables daños a la antigua ciudad.
Ante la iniciativa de Carlos Pellicer por salvaguardar el legado histórico de La Venta, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Petróleos Mexicanos (PEMEX), la entonces Secretaría de Recursos Hidráulicos (SRH) y el Gobierno del estado, lo apoyaron para realizar el traslado de la mayor parte del acervo escultórico de La Venta a Villahermosa, a la vez que se realizaban proyectos para salvar tal patrimonio. Diferentes universidades han colaborado en ello y hoy, además de haberse preservado gran parte de sus estructuras, cuenta con un museo de sitio que constituye un atractivo turístico ejemplar y es todo un viaje a través de la historia de los olmecas pre-clásicos.
Su museo… un sitio para revivir la historia
El Parque-Museo La Venta, que combina elementos de arquitectura tradicional, como techos de palma, con otros de indudable actualidad, fue inaugurado en 1958 y a partir de entonces ha vivido diversas transformaciones en pro de su labor cultural y didáctica. Cuenta con diferentes salas y colecciones para la mejor comprensión cronológica y cultural de la historia de La Venta. Estas son:
La sala introductoria, creada en 1979, que presenta una maqueta de la traza arquitectónica del sitio y una introducción general sobre la civilización olmeca, a través del tiempo y espacio.
La glorieta del pasillo hacia el espacio principal con una réplica del Monumento 8. Esta escultura, conocida popularmente como El Juchiman, fue la primera pieza sustraída de La Venta, en 1896.
- Sala 1, en la que se ubican tres esculturasmonumentales, labradas en piedra arenisca, representaciones envolumen de seres sobrenaturales que los olmecas utilizaron paraseñalar el acceso sur de la parte principal de la antiguaciudad.
- Sala 2, donde se presenta una colección dealfarería olmeca.
- Sala 3, que reseña la importancia de latecnología lítica olmeca al igual que su arquitectura de tierra.
- Sala 4, donde se exhibe un conjunto de cincoesculturas labradas en bajorrelieve, encontradas al pie delprincipal basamento piramidal.
- Sala 5, donde en base a réplicas y dioramas,se presenta una selección del acervo de objetos labrados en jadeencontrados en el recinto ceremonial, al igual que la tradiciónde ofrendas masivas subterráneas, únicas en el mundomesoamericano.
- Sala de usos múltiples, creada en 1998, donde se llevan a cabo actividades educativas y recreativas.
El museo, que se divide en dos áreas: zoológica y arqueológica, y en la actualidad ofrece un bello espectáculo de luz y sonido, es complementario a la incomparable sensación de encontrarse entre los restos de la que fuera la ciudad olmeca de mayor trascendencia, la que mayor huella dejó de su cultura y un lugar privilegiado para el turista, ya que se encuentra a sólo 128 kilómetros de Villahermosa, Tabasco y a 49 kilómetros de Coatzacoalcos, Veracruz; sobre la carretera Panamericana 180, entre Villahermosa y Coatzacoalcos, a la altura del kilómetro 124, se encuentra la desviación a Villa La Venta y a 4.5 kilómetros la zona arqueológica, uno de los viajes más fascinantes que puedan hacerse a esta zona selvática, donde se confunde el olor al vecino mar con el de la roca arenisca labrada y el sudor de aquellos jóvenes olmecas que con sus manos, escribieron parte de nuestra historia.
Más información de costos y horarios: Sistema de Información Cultural (SIC)