La fiesta popular de las Fallas en Valencia, constituye un espectáculo visual que pocas ciudades pueden presumir. Las esculturas monumentales hechas de cartón-piedra adornan las calles que amenizadas con los fuegos artificiales, son la fascinación de turistas nacionales y extranjeros.
Valencia ha ganado prestigio en España y en el mundo, gracias a la construcción de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de manos de Santiago Calatrava, arquitecto valenciano que dio un impulso revolucionario a la ciudad con un estilo que deja ver las estructuras que sostienen los edificios, como parte fundamental del carácter arquitectónico de sus obras. Pero, dejando a un lado lo moderno, se dice que no hay nada mejor para conocer la región que ver y disfrutar de las Fallas.
Luz y pirotecnia
En valenciano Fallas significa «antorcha» de ahí el entusiasmo que los valencianos sienten por el fuego y la pirotecnia. La fiesta se celebra cada año del 15 al 19 de marzo, días en que la ocupación hotelera llega a su tope. La ciudad se convierte en un torbellino, en él conviven pirotecnia, arte, música, fuego y turistas de todo el mundo.
Como aderezo de la fiesta, desde 1 de marzo hasta el 19 se inicia la tradicional Mascletà, cuetes con gran poderío sonoro. Miles de personas se reúnen para escuchar los estruendos, los petardos están tan bien sincronizados que parece que estuvieras escuchando una melodía al ritmo de tambores gigantes. Una experiencia única para los amantes de las emociones fuertes.
El 15 de marzo inicia formalmente la fiesta con la Plantà, instalación de esculturas -ninots- que en su conjunto se les llama Fallas. Pueden llegar a medir hasta 30 metros de altura y están hechas de cartón o poliuretano. Las esculturas caricaturizan la vida cotidiana, el tema es libre, las hay para niños y adultos que a su vez se dividen en categorías según el presupuesto.
Alegría e imaginación
Las Fallas surgieron en el siglo XVIII en los talleres de carpintería. Al final del invierno los carpinteros ya no necesitaban su rústica lámpara hecha de madera -parot- que les ayudaba a iluminarse, así que las quemaban. Con el tiempo el parot adquirió formas humanas hasta convertirse en lo que hoy en día se conoce como ninot.
En el siglo XIX la fiesta se consolida. En ella los artesanos echan mano de su imaginación para hacer representaciones artísticas, por medio de esculturas monumentales que reflejaban con humor las situaciones cotidianas.
Lo que hay que ver
La recomendación para el viajero es llegar el 16 de marzo cuando todas las Fallas están instaladas, empezar la travesía al mediodía con la inauguración de la Exposición Antológica de las Fiestas de las Fallas organizada por los artistas falleros.
A las dos de la tarde ir a la Plaza del Ayuntamiento a disfrutar de la Mascletá y admirar las estatuas de cartón que adornan la ciudad, no te cansarás de verlas y tendrás la sensación de que nunca se acaban, pero tendrás tres días más para apreciarlas, así que evítate una vertiginosa carrera por ver más Fallas por minuto. A la 1:30 de la madrugada no te pierdas los castillos de fuegos artificiales en la zona de la Alameda, junto al antiguo cauce del río Turia. Te aseguro que nunca veras tanta pólvora.
Las Fallas empiezan el día con la Despertà, así que no te asustes si a las ocho de la mañana los falleros caminan por los barrios echando cuetes y tocando música para despertar a los vecinos.
El 17 de marzo el festejo inicia alrededor de las cuatro de la tarde con el homenaje a una monumental Mare de Dèu dels Desamparados -Virgen de los Desamparados-, patrona de la ciudad. Desde 1945 miles de mujeres realizan una ofrenda floral con claveles -que pueden llegar a los 50 mil-, para adornar el manto que mide 14 metros de altura.
Para llegar a la Basílica de la Virgen de los Desamparados, miles de falleros y músicos realizan un desfile del que sobresale la indumentaria de las falleras, mujeres que cconsiste en vestidos bordados hechos de seda. La Fallera Mayor que por votación popular se convierte en la embajadora de la fiesta, puede llegar a lucir un vestido con valor de más de 25 mil euros.
El 18 de marzo lo más esperado por los valencianos es ver terminado el manto de la Virgen, tapizado por flores y la tradicional Nit del Foc -Noche de Fuego-. En la madrugada, a la 1:30 a.m. miles de personas se reúnen en el Paseo de la Albereda para apreciar una ráfaga de fuegos artificiales.
El 19 de marzo, si no te has cansado del fuego, a las siete de la tarde aprecia la Cavalda del Foc -Cabalgata del Fuego- que recorre las calles centrales de Valencia, como Russafa, Colón y Porta del Mar. Esculturas móviles de demonios, dragones y tortugas gigantes emanan fuego de sus fauces para recrear una lluvia insólita.
Como tributo final al fuego, el 19 de marzo ocurre el acontecimiento más importante de las fiestas: la Cremà –quema- de las Fallas por la Junta Fallera que se encarga de evaluarlas, otorgar premios en las distintas categorías y salvar sólo a un ninot que por su ingenio y belleza puede merecer la distinción de ser indultado de la quema, la escultura formará parte del Museo Fallero. Te parecerá injusto que todos esos monumentos que merecen llamarse obras de arte se quemen, pero como son la representación satírica de los males de la sociedad, los valencianos piensan que al hacer una hoguera con ellos se eliminará la degradación humana.
A las diez de la noche se inicia la Cremà de las Fallas infantiles, media hora después se quema la Falla infantil que haya obtenido el primer premio de la sección especial. La Fallera Mayor infantil es la elegida para iniciar el fuego.
A las doce de la noche se queman todas las Fallas de Valencia, a excepción de la que haya obtenido el primer premio de la sección especial de Fallas de adultos -12:30 p.m- y la Falla del Ayuntamiento -1:00 p.m que reúne a muchísima gente debido a que es la Falla más importante.
La ciudad se convierte en una fiesta cuyo anfitrión es el fuego, estás ante una gran hoguera que los valencianos celebran con alegría y devoción.
Más información: Visit Valencia