El dios Kukulkán de los mayas (la serpiente emplumada) es el mismo dios de los toltecas, pero bajo el nombre de Quetzalcóatl.
Cuando los itzaes llegaron a Yucatán alrededor del siglo XI, trajeron a este dios tolteca y en Chichén-Itzá construyeron una imponente pirámide que es, hasta la fecha, una verdadera computadora calendárica de piedra. Sus cuatro escaleras con 980 escalones cada una, dan 360 días. Los cuatro últimos peldaños y el templo hacen 5 días nefastos (o uayeb)
Por si todos estos cálculos no fueran suficiente maravilla, abajo hay otra pirámide y por una escalera subterránea se llega a otro templo donde está el tigre de los ojos de jade.
La pirámide, ahora totalmente reconstruida, fue captada por Frederick Catherwood como se aprecia en esta litografía, imagen que recorrió el mundo gracias a su inclusión en los libros del célebre dibujante, fotógrafo, arquitecto y explorador inglés, quien con su trabajo editorial, entre 1841 y 1844, dio a conocer la existencia de los mayas, su vida, costumbres y templos.
La impresionante obra de Catherwood contempla tres importantes libros: Incidentes de Viajes a Centroamérica, Chiapas y Yucatán, publicado en 1841; Incidentes de Viajes a Yucatán, editado en 1843 y Vistas de Antiguos Monumentos de América Central, Chiapas y Yucatán, dado a conocer en 1844 y donde publicó una colección de 25 litografías en color, dentro de un folio de 300 ejemplares, con imágenes inéditas de los vestigios mayas y personajes de esta fabulosa cultura viva mexicana.