Cruzar el mar en todos los tiempos ha sido y será una aventura. Visitar Madrid para la mayoría de los mexicanos, es ir a un encuentro con nuestra historia, que esperamos nos haga vivir intensamente, dejando en el corazón y la memoria gratos recuerdos.
Ansiosos, escuchamos el aviso del capitán anunciando que estamos próximos a tocar tierra en el aeródromo de Barajas, el cansancio por el largo vuelo se olvida y expectantes y nerviosos, descendemos de la aeronave, listos a disfrutar plenamente de la aventura. En el hotel, dejamos la maleta apenas abierta sobre la cama y prestos nos lanzamos a las calles, repletas de gente que con paso rápido se dirigen a su destino.
Nos dirigimos al centro de Madrid e iniciamos un recorrido por la Gran Vía, la tradicional avenida del legendario bar “Perico Chicote” de Agustín Lara, la Puerta del Sol, los almacenes de El Corte Ingles, la Plaza Mayor en donde se encuentran la Casa de la Carnicería y la Casa de la Panadería.
Al centro, la estatua de Felipe II y pasando por el Arco de Cuchilleros, nos dirigimos a nuestro primer encuentro con la gastronomía española: nada mejor que un “cochinillo al horno” en el más antiguo restaurante del mundo “El Tío del Botín”, acompañado de un buen vaso de vino tinto.
No es la primera visita que hacemos a Madrid; volvemos, pues deseamos nuevamente disfrutar de la intensa vida de esta metrópoli que tantos atractivos nos ofrece.
El Museo del Prado
La idea de crear un Museo en Madrid fue sugerida a Carlos III por su pintor de cámara y consejero, Antón Rafael Mengs, pero no pasó de eso, una mera sugerencia. A finales del siglo XVIII, con la creación en París del Museo del Louvre, en base a los fondos de las colecciones reales, se inició la creación de muchos museos en Europa.
En Madrid, España, Fernando VII atendió la solicitud de la Real Academia de Bellas Artes y al especial interés que puso en el proyecto su segunda esposa María Isabel de Braganza, a la que el Museo ha querido considerar siempre como su fundadora. Es por ello que su escultura, obra de Álvarez Cubero, parece estar recibiendo a los visitantes en el vestíbulo de la Puerta de Velázquez de la entrada oeste del Museo, debido a que lamentablemente la reina murió sin poder ver la inauguración del que se llamó Museo Real de Pintura y Escultura, y que tuvo lugar el 19 de Noviembre de 1819.
Este inmueble inició sus actividades con 300 obras, de un total de mil 500 procedentes de colecciones reales, debido a que aún no se completaba la construcción del Museo.
Con el tiempo, para evitar tener que comprar los bienes de los herederos del rey, se decidió vincular la colección del Real Museo no a la persona del monarca sino a la Corona, lo que podría evitar problemas de herencia semejantes.
El conjunto de edificios que ahora conforman el Museo del Prado, cuenta con una vasta colección de pintura, la cual representa su mayor riqueza, con 8 mil 600 piezas, de las cuales solo pueden exhibirse las más representativas y se encuentran divididas en Pintura Española, Pintura Italiana (de 1300 a 1800), Pintura Flamenca (de 1430 a 1700), Pintura Francesa (de 1600 a 1800) y Pintura alemana (de 1450 a 1800).
En las salas, coexisten autores como Goya, El Greco, Ribera, Murillo y Velázquez; Fra Angélico, Botticelli, obras de Rafael y Tiziano, Tintoretto, Veronés y Bassano, al igual que de Poussin, Claudio de Lorena, Ranc, van Loo o Watteau, por mencionar algunos.
Tiene también importantes acervos de dibujos (más de 5 mil), grabados (2 mil), monedas y medallas (cerca de mil), y casi 2 mil piezas de artes suntuarias o decorativas. La Escultura a su vez está representada por más de setecientas piezas y por una cantidad menor de fragmentos escultóricos.
Por la Castellana
Después de la visita al museo, una agradable caminata por el Paseo de la Castellana es recomendable. Aquí se pueden admirar varios monumentos, la Fuente de la Cibeles, la de Apolo y de Neptuno, el Palacio de Buena Vista, la Puerta de Alcalá, entre otros.
El apetito se despierta y como tuvimos la precaución de reservar mesa en el restaurante de La Bola, nuestra comida será excelente, disfrutando el “cocido madrileño”, especialidad de este típico lugar.
De compras en Madrid
Las compras en Madrid son espectaculares, hay para todos los gustos y bolsillos. Los almacenes de El Corte Ingles en la calle de Preciado son una muy bien surtida tienda departamental que le sugerimos visitar. Zara que año con año los clientes abarrotan sus instalaciones durante la barata del mes de febrero, es otra tienda que bien merece su atención. Estos almacenes se encuentran en el Centro, área que ofrece multitud de tiendas.
Las palmas de las compras se las lleva la calle de Serrano, en donde el visitante puede encontrar las novedades de la moda internacional, lo mismo para las damas que para los caballeros: vestidos, trajes sastre, abrigos, zapatos, perfumes, pantalones, mancuernillas, blazers, corbatas, paraguas, relojes, joyas y mucho más; la oferta es muy completa y son muchas las tiendas que hay que visitar. Recomendamos hacer, con el tiempo necesario y la cartera bien provista, una o dos visitas.
Si de compras curiosas se trata, no podemos dejar de mencionar un “mercadillo” que se lleva a cabo todos los domingos desde hace cinco siglos, en donde se vende de todo: “El Rastro”. Se encuentra en la Ribera de Curtidores, extendiéndose por varias calles. Su visita a Madrid no será completa si no se gasta unos cuantos euros en algún recuerdo en este lugar.
De “marcha” por Madrid
Por lo intenso y variado de su vida nocturna, Madrid es llamada la “Capital Europea de la Noche”, gracias a que ofrece todo tipo de sitios en donde divertirse, tomar unas copas, saborear una cerveza, degustar unas “tapas” o bailar hasta la madrugada en sus múltiples discotecas.
Por la zona de Bilbao, en los alrededores de Fuencarral y San Vicente Ferrer, se encuentra la discoteca más famosa de Madrid, “Pachá” preferida de la sociedad. Si deseas bailar unas sevillanas te recomendamos “Al Andaluz”, en la calle de Capitán Haya, muy cerca del conocido hotel Meliá Castilla.
Desde la Puerta del Sol hasta la Plaza de Santa Ana y la calle de Huertas, Argüelles y Moncloa, Ciudad Universitaria son barrios en donde podrás divertirte hasta que el sol salga y terminar tu ronda nocturna en algún café tomando un “cortao”.
Si tu visita a Madrid es en verano, podrás disfrutar su clima cálido por la noche en las “terrazas” propias de la capital española, que se encuentran en el Paseo de la Castellana, en la Gran Vía, Pintor Rosales o Paseo de Camoens o las de Alcalá; sentado a sus mesas verás un espectáculo único, por la gran variedad de gente bonita que por ahí se pasea.
Madrid tiene un sabor y un color especial, Madrid es la alegría de vivir y que mejor época para conocerla que de julio a octubre… no se arrepentirá.
Más información: https://www.esmadrid.com