En el estado de Michoacán la Noche de Muertos por ser un ritual que ha perdurado dentro del marco de su identidad y naturaleza, colorido y tradición, ha alcanzado fama nacional e internacional.
La ceremonia inicia el día 1º de noviembre y concluye el día dos, la celebración dura más de 24 horas y convoca a miles de personas procedentes de: Janitzio, Jarácuaro, Tzintzuntzan, Ihuatzio, Tzurumútaro y Cucuchucho, poblaciones lacustres del lago de Pátzcuaro.
La muerte en la humanidad purépecha
Dice la leyenda, que la princesa Mintzita hija del rey Tzintzicha y el príncipe Itzihuapa heredero del reino de Janitzio hijo de Taré, estaban profundamente enamorados y no pudieron desposarse por la llegada de los españoles.
Tomado preso el rey Tzintzicha por Nuño de Guzmán quiso la princesa Mintzita rescatarlo ofreciendo el fabuloso tesoro que se encontraba oculto bajo las aguas de Janitzio y Pacanda. Cuando Itzihuapa se preparaba para entregarlo se vio apresado por las sombras de los 20 remeros que habían escondido el tesoro y que fueron sumergidos con el.
Itzihuapa pasó a ser el guardián número 21 que custodian el tesoro, que aun hasta nuestros días sigue en el fondo del lago. La noche del día de muertos, al tañer lúgubre de las campanas, despiertan los guardianes del tesoro y suben la empinada cuesta de Janitzio, los enamorados, Mintzita y Itzihuapa se dirigen al panteón para recibir las ofrendas de los vivos, y a la luz mortecina de las velas alumbrados por la luna, cariñosamente se musitan dulces palabras de amor.
La velación en Tzintzuntzan
Está población fue la capital del reino tarasco antes de la llegada de los españoles, por lo que en ella se encuentran vestigios de construcciones prehispánicas y españolas.
El centro ceremonial prehispanico se encuentra enclavado en una plataforma artificial en cerro que mira al lago, en el se destacan las cinco yácatas, templos o cués de la población autóctona.
Al inicio de la noche del día dos, en el panteón se van encendiendo los cirios y sobre las tumbas, previamente aseadas se van colocando las ofrendas de alimentos y florales, complementadas con piezas de loza negra y vidriada, loza blanca, fruta, Ángeles de paja y figuras de madera tallada en Zirahuen.
Las mujeres como lo indican sus ancestrales costumbres son las encargadas de llevar a cabo la ceremonia, los hombres que ayudaron en los preparativos, se conforman con mirar desde lejos.
Isla de Janitzio
La más pintoresca y famosa isla del lago de Pátzcuaro se prepara para celebrar la noche de muertos -ANIMECHA KEJTZITAKUA- desde el día primero de noviembre, por sus sinuosas callecitas se abren soportales. Sostenidos por añosos troncos de madera y aparecen a las miradas balcones y ventanas.
A camino hacia la cúspide se encuentra el templo, muy pintoresco, más arriba el cementerio en donde se lleva acabo el ritual, en el que comulgan los vivos y los muertos.
Antes de que termine el día de «Todos Santos» al filo de la media noche, van llegando al cementerio, cual sombras que se mueven sigilosamente los niños y las mujeres en busca de las tumbas de sus seres queridos, sobre las que colocan con gran cuidado y meticulosidad la ofrenda floral, en el petate se deposita la otra parte de la ofrenda, los alimentos que fueron el deleite de los difuntos cuando tenían vida.
Poco a poco en el campo santo se van encendiendo las velas y se escuchan los cantos en tarasco, que ruegan por el descanso de los que se han ido y ruegan por la felicidad de los presentes. Como un gran fuego brilla el panteón a las luces titilantes de las candelas que se reflejan en la superficie del lago. Como en un espejo mágico, rebosante de misticismo y amor.
Los hombres desde lejos miran absortos el deslumbrante espectáculo y se adormecen por el lúgubre tañer de la campana que a la entrada del panteón tañera toda la noche. Participar en esta ceremonia es un deber sagrado que honra a los que lo hacen.
Reunión y Ofrenda
Terrezcan y Camperi- Reunión y Ofrenda, es parte importante de la celebración de los días de muertos. Los jóvenes tarascos del pueblo conducidos por su prioste (guía) que es nombrado en cada pueblo el 19 de noviembre, para coordinar las celebraciones, toman a escondidas ( se hace con el conocimiento y permiso de las autoridades) de las cercas de los echaros (sembradíos) o de los techos de las casas mazorcas de maíz, calabazas, flores y diferentes productos de las reciente cosechas, dentro de un ambiente jocoso y de contento; para llevarlo al atrio del templo o a la Guatapera (casa comunal de los tarascos) en donde los están esperando las personas mayores, para colocar todo lo recolectado dentro de un gran perol, propiedad de la comunidad y distribuirlo entre los presentes para pasar la noche en un cordial convivio.
El camperi (ofrenda de los frutos de la cosecha) lo llevan a cabo los mismos jóvenes. Acompañados de su prioste, el día 2 por la mañana; es una donación que se va pregonando y solicitando por las calles del pueblo: camperi, camperi, camperi…
Los frutos así recogidos son llevados al sacerdote, que reza los responsos la tarde de ese mismo día.
La campana del pueblo deja oír sus tañidos y la otra torre se decora con mazorcas de maíz y otros frutos, se hacen calaveras de chilacayote, que son colocadas en los pretiles a la entrada del templo. En todas estas ceremonias se respira un profundo sentir del misticismo con que son celebradas.
Velación de los angelitos
KEJTZITAKUA ZAPICHECRI-Velación de los angelitos, es la más dulce y conmovedora ceremonia, inusitada para ciertas concepciones modernas, se realiza dentro del atrio de la iglesia de la isla de Janitzio, el día primero de noviembre de siete de la tarde a las diez de la noche.
Acuden las madres y los hermanos de los niños que no conocieron las penas y alegrías de los adultos, levantando en sus tumbas altares adornados con las más hermosas flores, los más deliciosos dulces y juguetes de madera y paja, que no pudieron disfrutar en vida.
En la población de Huecorio, a los niños se les recuerda en casa, con altares que son profusamente adornados con juguetes de madera tallada de Tócuaro, de barro de Ocumicho, de paja de Ihuatzio y ropa que los padres han traído de Pátzcuaro. Esta ceremonia se efectúa la noche del 31 de octubre.
De todas las celebraciones de muertos que se conocen, la de Janitzio es la más famosa y vistosa. Celebrada con un profundo misticismo, respetando y conservando hasta donde es posible sus propias costumbres, que no pudieron borrar los evangelizadores españoles.
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