Como cada año, los mexicanos festejamos las tradicionales fiestas mexicanas, en recuerdo de aquellos que, la noche del 15 de septiembre de 1810, arengados por el cura don Miguel Hidalgo y Costilla, iniciaron la gesta para obtener el reconocimiento de México como nación libre y soberana.
Así, desde 1940, el Presidente Lázaro Cárdenas inició el tradicional “Grito de Independencia” desde el atrio de la iglesia de Dolores, tal como lo hizo el cura Hidalgo.
Actualmente, también el Presidente en funciones, los presidentes municipales y delegados, además de algunos funcionarios en el extranjero, dan el tradicional “Grito” en las comunidades o colonias mexicanas, con lo que prácticamente a la par, se realizan fiestas patrias con grandes cenas y música vernácula con mariachis.
En dichas fiestas destacan los elementos del sabor y la gastronomía, que en una fiesta mexicana no pueden estar ausentes. Durante una festividad mexicana, desde el ingreso, a los invitados y sus familiares se les recibe con los tradicionales margaritas, tequilas o micheladas.
Algunas familias se juntan en sus casas para ver por televisión el mensaje oficial del Grito, que da el Presidente de la República utilizando la misma campana que usó el Cura Hidalgo; el evento es transmitido desde el zócalo de la Ciudad de México.
En el centro de cada ciudad la gente se reúne frente al Palacio de Gobierno, esperan hasta las 11:00 de la noche para dar el “Grito” junto con el representante del Gobierno de la ciudad; esto se hace gritando: «Viva Hidalgo, Viva Morelos, Vivan los héroes de la independencia, Viva México» y al mismo tiempo ondeando la bandera de México a esta aclamación se le han agregado y quitado cosas a lo largo de la historia. Luego queman fuegos artificiales y comienza toda una fiesta.
Después del Grito, en muchos lugares hay verbena popular (ferias), donde se comen y venden todos los platillos típicos mexicanos como quesadillas , «gorditas», molotes, mole, tostadas, pozole, birria, chalupas, buñuelos bañados con miel, sopes, pambazos, tostadas y muchos otros antojitos mexicanos acompañados de bebidas igualmente mexicanas como el tequila y el pulque.
Es común ver los sombreros de palma, a los niños disfrazados, las mujeres con sus ropas en colores verde, blanco y rojo, atuendos tricolores.
La noche es amenizada por la música de los mariachis y la banda. Tampoco pueden faltar los juegos de azar, como la lotería, serpientes y escaleras, tiro al blanco, los aros para arrojar a las botellas y atinarle, los juegos de las canicas, entre otros cientos alegrado por los papeles picados con leyendas como “Viva México”.
Otras familias realizan «Noches Mexicanas», donde invitan a sus amigos a conmemorar esta celebración a su casa; algunos hacen una representación de los hechos sucedidos el 15 de Septiembre de 1810, y posteriormente disfrutan de una buena cena mexicana, con un platillo típico, como el tradicional pozole.
Algunas personas se inclinan por acudir a restaurantes o bares para disfrutar de la fiesta y la cena es más formal. En la mayoría de los casos consiste en un bufete de comida nacional que comprende cochinita pibil, fajitas de res, fajitas de pollo en adobo de cacahuate, bandera de arroz, papas cambray, chayote campirano, guacamoles, frijoles y salsa mexicana.
Para el postre pastel de zanahoria. Y a quienes les quedó un “campito” disfrutan de los algodones de azúcar, espiropapas, salchipulpos, elotes y manzanas en caramelo.
La fiesta mexicana sin la diversión no está completa; por ello y para “bajar” la rica cena se instalan juegos de feria en los que los asistentes recuerdan viejos tiempos jugando futbolito, lotería, tiro al blanco con dardos o rifle de municiones.
Todo lo anterior se fusiona adecuadamente gracias a la ambientación llena de colorido y motivos propios para esta ocasión tan importante para todos los mexicanos, sin faltar las ollas de barro con café, los papeles picados con motivos patrios y sin faltar los ajuares, como la china poblana, de quienes se encargan de atender los invitados.
En fin, en todos los puntos del país todos se preparan para disfrutar de los cientos de platillos mexicanos, desde los conocidos papadzules o los tacos de cochinita pibil, muy comunes en el estado de Yucatán, hasta el noroeste del país con las sabrosas carnes mexicanas, sin dejar a un lado los guisos como el pescado a la veracruzana o el rico pozole de Guerrero, en sus distintas presentaciones, ya sea verde, rojo o blanco, así como con carne de pollo, de puerco o de res.
Por eso decimos con orgullo que dar el “Grito” tiene un sabor muy nuestro, porque lo hacemos con orgullo, tanto como el que sentimos al ver la inmensa gama gastronómica que nos distingue, y que ese día sale a relucir en todas las mesas.
Más información: La Independencia de México y su Gastronomía