Durante mucho tiempo se pensó que el Estado de Guanajuato no tuvo asentamientos prehispánicos. Que al encontrarse “fuera” del área de Mesoamérica la cultura no había florecido en ese lugar.
Actualmente sabemos que en todo el territorio nacional encontramos vestigios arqueológicos de aquellos pobladores, y por supuesto, Guanajuato no podía ser la excepción.
Los investigadores asociaban al Estado de Guanajuato como un lugar donde solo habitaban las tribus Chichimecas, que eran considerados salvajes y con un nivel cultural inferior, que vivían de la caza, la recolección de plantas y una forma de vida seminómada.
Algunas de las zonas arqueológicas del Estado son: Peralta, La Gloria, La Mesita, Carabino, Chupícuaro y sobresale, por su importancia, Plazuelas.
Este sitio se localiza al suroeste de Guanajuato y fue el primer sitio arqueológico abierto al público en este estado de la República.
La ciudad prehispánica de Plazuelas se encontró habitada para los años 600 al 900 de nuestra era y se haya enclavada entre la Sierra de Penjamo y un manantial llamado Agua Nacida. Es de llamar la atención que este sitio fue, y así lo demuestran los trabajos arqueológicos, un punto de contacto de varios pueblos de diferentes lugares de Mesoamérica, como el occidente y el centro de México.
Plazuelas está formado por cinco edificios donde sobresale la cancha del Juego de Pelota, que se localiza fuera de la zona central y a la cual se podía acceder por una calzada que lo unía con el centro del sitio. La construcción demuestra la clásica forma de “I”, característica de la mayoría de las canchas en diversos lugares de Mesoamérica. Lo curioso de este descubrimiento es que en las esquinas de la cancha se localizaron esculturas con imágenes de serpientes, y una en especial que tiene la forma de un ser mitológico con forma de lagarto-serpiente, que era uno de los símbolos más representativos de la fertilidad, una relación simbólica de la tierra ya fecundada. Además, para reafirmar esta idea de fertilidad se localizaron también esculturas de dioses del agua y objetos relacionados con estas deidades como: penachos, anteojeras, nariz enroscada (como el dios maya del agua Chac).
El complejo central de este sitio se denomina Casas Tapadas y es una plataforma muy grande que alberga cuatro basamentos piramidales que tienen diferentes tamaños. Tres de estas construcciones comparten lo que los especialistas denominan un muro-banqueta, que servía para delimitar los espacios de los templos y darle el lugar de importancia al templo que quedaba al centro, que es mayor que los demás.
Para acceder a estos templos se construyeron diferentes escalinatas. La principal se encuentra en un costado y se comunicaba con una calzada.
Las investigaciones arqueológicas han arrojado que uno de los tres edificios restantes de las Casas Tapadas era un pequeño palacio que servía como lugar de reunión para los gobernantes, nobles, guerreros y sacerdotes, es decir las clases dirigentes. Se entraba a ella a través de un portal con cuatro columnas y en una de ellas se localizó una escultura de lo que parece ser una serpiente emplumada con las fauces abiertas, de las cuales salía un personaje ricamente ataviado, como los podemos observar en la zona maya y el altiplano central. Sin duda esta última escultura deja claro que las clases gobernantes justificaban su poderío a través de las imágenes de los dioses, demostrando al pueblo que el poder se los otorgaba la deidad.
Los adornos exteriores de los cuatro basamentos estaban conformados con tableros, taludes, representaciones de caracoles (símbolos de Quetzalcóatl) y en la parte de arriba se colocaban unas piedras talladas que tienen la forma de un trapecio con un rayo sobre un atado de cañas; esta imagen guarda una gran relación con Tláloc como señor del tiempo agrícola. El diseño se repite una y otra vez en cerámica y en artefactos hechos con turquesa.
Este elemento en particular tiene mucho que decir sobre las deidades que se adoraban en Plazuelas; como vimos en párrafos anteriores, en el Juego de Pelota se encontraron imágenes de dioses del agua; en la entrada de las Casas Tapadas, en la escalinata oeste, para ser más exacto se localizó de forma diseminada una columna de 2.6 m de altura con forma fálica, símbolo también relacionado con la fertilidad. Sin lugar a dudas y dadas las condiciones climáticas, las deidades de la fertilidad eran las “favoritas” de los antiguos habitantes de Plazuelas.
Otro edificio importante es El Cajete, estructura con forma circular, que según los investigadores guarda mucha relación con los monumentos circulares de Teuchitlán, en Jalisco.
Por lo anterior podemos observar que Plazuelas reúne características de otras áreas de Mesoamérica por lo que queda descartada la antigua hipótesis de que en Guanajuato solo vivían los barbaros chichimecas, sino que la habitaron altas culturas mexicanas que también dejaron su estilo propio que son los petroglifos o petrograbados, representaciones de elementos religiosos, arquitectónicos y calendáricos hechos en piedra en alto o bajo relieve.
Cerca de los edificios y de las calzadas sobresalen por todo el lugar cientos de rocas ígneas que fueron utilizadas como marco para estos petroglifos, que representan a dioses como Tláloc y Quetzalcóatl.
Además, los habitantes de Plazuelas grabaron líneas rectas, onduladas, pequeñas y grandes cavidades que vistas por separado no dicen nada, pero si se analizan en conjunto son la representación del universo que tenían los prehispánicos.
Pero los más sobresalientes son los que “retratan” el lugar, porque parecen un diagrama o maqueta de los edificios, en donde se aprecian los detalles de las construcciones.
Plazuelas sirve como ejemplo de la riqueza prehispánica que México tiene y que con inversión e investigación pueden salir a la luz. Pero también nos ilustra, nos deja más interrogantes, ¿Para qué fue construido? ¿Quiénes fueron sus habitantes? ¿Hubo intercambio comercial con otras regiones?.
Lo más seguro es que en un futuro estas y otras interrogantes sean contestadas. Si tienes la posibilidad de visitar este nuevo sitio arqueológico no la desaproveches.
Para llegar a Plazuelas, se toma la carretera federal 90, tramo Irapuato-La Piedad, y a 12.5 km después de Pénjamo se toma la desviación a la derecha. 2 km después se llega a San Juan el Alto Plazuelas. Después de atravesar el pueblo se localiza el museo de sitio donde comienza el recorrido.
El lugar ofrece los servicios de Museo, sanitarios, guardaequipaje, tiende de artesanías, visitas guidas, con un horario de 10:00 a 18:00 hrs de martes a domingo.
Más información: Lugares INAH