Cuando los primeros españoles tocaron las costas mayas, a finales del siglo XV, aseguraron haber encontrado a las míticas sirenas, porque vieron animales de cuerpo femenino con peculiar manera de amamantar a sus crías: se trataba del Manatí del Caribe (Trichechus manatus), un mamífero marino que ha evolucionado durante cientos de millones de años y que hizo que se enraizara esa creencia en todo el nuevo mundo.
Este inofensivo herbívoro se distribuye en las costas, en desembocaduras de ríos, canales, bahías, lagunas costeras y cenotes comunicados con el mar, desde la Florida en EUA, hasta el cálido norte de Brasil. En México habita en las costas de Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.
Es un animal de cuerpo alargado y robusto, de unos 3 m. de longitud, con un peso de hasta 500 Kg. Puede vivir 60 años y concibe una sola cría cada 3 años, que da a luz tras un año de gestación. Es de movimientos lentos y se impulsa con la cola y aletas anteriores, mientras se alimenta de plantas acuáticas como pastos y algas del fondo marino, aunque también come hierbas flotantes. Pese a ser una animal apacible, se considera en peligro de extinción en toda su área de distribución; los biólogos del Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) y la Universidad de Quintana Roo, atribuyen su disminución a factores como la cacería, las redes de pescadores, las propelas de lanchas, la acelerada contaminación y la transformación de sus hábitats.
Un Santuario para una especie amenazada
Hasta hace pocas décadas, en mercados como el de Chetumal y poblaciones costeras de la Península de Yucatán, era posible encontrar carne de Manatí; sus huesos amarfilados y carne tenían gran demanda, y se decía que eran afrodisíacos, por lo que era una presa valiosa. En contraste, ahora el sur de Quintana Roo, la porción costera mejor conservada del estado, alberga desde el 24 de octubre de 1996 al Área Natural Protegida Estatal “Santuario del Manatí, Bahía de Chetumal”, que ocupa una superficie de 281,320 hectáreas, con 101,320 terrestres y 180,000 en la zona marina, superficie que equivale al 15% del total del estado.
La importancia del área, estriba en ser hábitat de varias especies amenazadas o en peligro de extinción, entre las que destaca el manatí, que fue tomado como bandera para crear este Santuario; sin embargo, las otras especies también son parte vital del entorno, por lo que es necesario desarrollar estudios ecológicos precisos. El área protegida posee más de 300 especies vegetales en la selva mediana y baja: petenes, manglares, humedales, aguadas, lagunas y potreros, donde habita fauna como jaguar, tigrillo, jabalí, pavo de monte, tucán, cocodrilo y más de 200 especies de vertebrados que en su mayoría están incluidos en algún status de protección.
Esta zona, sujeta a conservación ecológica considerada prioritaria, es una de las más importantes de las seis que tiene el estado, tanto en extensión como por las especies que ahí protege. La porción más importante son las aguas someras de la Bahía de Chetumal, con profundidades variables de 1 a 5 m., donde abundan cuerpos de agua que se interconectan entre sí y forman un sistema hidrológico importante en el intercambio de nutrientes. Por tal motivo, investigadores del ECOSUR, realizan monitoreos e investigación científica, cuyos resultados estiman en alrededor de 180 individuos la población de este gigante de nuestros mares, misma que se ha mantenido estable en los últimos años.
Un buen manejo para la conservación del manatí
Javier Díaz Carvajal, Ex Secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del estado, que aporta recursos y apoyo logístico al programa, considera que “…los principales objetivos del Programa de Manejo son integrar acciones para la conservación y aprovechamiento sustentable del medio, promover la gestión eficaz y consolidar el área. Además, aporta apoyo como lanchas para los operativos, se colocan boyas para evitar el tráfico marino en las rutas de alimentación y apareamiento del manatí y se exige a los pescadores modificar sus propelas para no dañarlos”.
Por otro lado, el Gobierno de Belice creó el Decreto Corozal Bay Wildlife Santuary el 28 de Abril de 1998, con el cual la Bahía de Chetumal queda protegida totalmente para la conservación del manatí y demás flora y fauna. Así, ambos decretos constituyen un importante avance internacional en la coordinación de proyectos conservacionistas. En general el Programa de Manejo, actualizado en 2006, aborda las características físicas, biológicas, ecológicas y económicas del área; además, incluye acciones como investigación, recreación, infraestructura y administración para garantizar la sustentabilidad del desarrollo de los poblados en el área.
Una bahía con mucha Vida
Para conocer este ambiente, recorrimos parte del norte de la Bahía, como Punta Estrella, Bahía de Calderitas, isla Tamalcab, varios canales y la Laguna Guerrero, a casi 2 horas de la capital. El objetivo: encontrar al mítico manatí, pues según los biólogos, desde una embarcación es posible identificarlo fácilmente porque semeja un tronco blancuzco en el fondo marino, pero después de navegar varias horas, descubrimos que no es tan fácil. Lo intentamos por tierra, partiendo de Chetumal hacia Calderitas, ahí nos desviamos, y después de 12 km., seguimos para Raudales y Laguna Guerrero, pasandos junto a los más de 10 sitios arqueológicos del área como Oxtankah, Tamalcab e Ichpaatun. Nos adentramos por veredas hasta las bahías, manantiales y canales, y caminamos por las playas, sin ninguna suerte.
Finalmente, por propia experiencia y los comentarios de biólogos y pescadores, llegamos a la conclusión de que el manatí es un animal difícil de observar, ya sea porque se encuentra en aguas turbias o porque busca lo rincones más apartados de las costas, donde puede introducirse en cenotes y manantiales rodeados por tupidas raíces de mangles, difícilmente accesibles. Así, aprendimos que admirar al manatí en su hábitat, requiere de muchos días o hasta meses de búsqueda, lo que nos demuestra por qué ha sobrevivido hasta nuestros días, deseando por supuesto que siga así, oculto y silencioso, durante muchas generaciones.
Cómo llegar: Se encuentra conectado al país y Centroamérica a través de las carreteras federales 307 Chetumal-Cancún, la 186 de Chetumal al centro y sur del país y las 184 y 293, que son las vías larga y corta a la ciudad de Mérida. Tiene aeropuerto internacional, además de una aeropista en Xcalak, terminal marítima en Chetumal y muelle de cruceros en Mahahual.
Tips: Cuando visites el área, lleva ropa cómoda de algodón, repelente de insectos, cámara, agua para beber, cachucha, traje de baño, aletas, visor y esnorquel. Y sobre todo, no tires basura.
Sabías que?
- El manatí se alimenta de plantas acuáticas que crecen en el fondo marino, como la hierba del manatí Syringodium filiforme, y los pastos marinos Thalassia testudinum; también come algunas algas y plantas flotantes.
- La temperatura media anual en la bahía es de 26.5ºC, y se registran las temperaturas más altas entre junio y agosto, con promedios de 28.3ºC; los meses más fríos son de diciembre a febrero con promedios de 24.3ºC.
- El santuario limita al Norte con parte de la carretera Cafetal-Mahahual, al Sur con Belice, al Este con la región denominada Costa Maya y al Oeste con Chetumal y los poblados Laguna Guerrero, Calderitas y La Península. Los poblados en el área son, ejido Úrsulo Galván (Raudales), Tollocan, Calderas de Barlovento y parte de Calderitas y Luis Echeverría. En la periferia los mayores poblados son: Chetumal, Pedro A. Santos y Xcalak.
- La Bahía de Chetumal está en el área cultural denominada Mesoamérica, donde se desarrolló la Cultura Maya; abarca 5 países: México, Belice, Guatemala, Honduras y El Salvador.
Más información: ANP Santuario del Manatí