Trogir

Naturaleza e historia en la costa croata.

Vista de Trogir.
Vista de Trogir

La costa dálmata en Croacia, se ha convertido en uno de los destinos vacacionales más pujantes de Europa. Eso tiene como ventajas que se da a conocer un territorio espléndido para pasar unos días de recreo como lo es Trogir, ya que aquí se funden paisajes preciosos, playas paradisiacas y ciudades de larga historia plasmada en hermosos monumentos. Además el turismo es fuente de riqueza para la gente del país, pobladores que pese a su agitada historia reciente, conservan su innato carácter amable y hospitalario con los visitantes.

Cortesía y buena comida

Sin embargo, este gran éxito turístico tiene sus inconvenientes. El principal es que si se acude a Croacia en verano, el viajero encontrará multitud de turistas, con los agobios que eso supone y los precios abusivos propios de las temporadas altas de turismo.

Torre del Reloj. Trogir.
Torre del Reloj

Un ejemplo es la bellísima ciudad de Trogir. Durante julio y agosto, las viejas calles de la población se llenan de turistas, incluso algunos de los grandes cruceros mediterráneos ofertan excursiones a la localidad, inundándola, provocando filas en sus lugares más emblemáticos y haciendo que bares y restaurantes acumulen retrasos y el trato no sea plenamente satisfactorio.

No obstante, la bonanza del clima croata posibilita disfrutar del lugar en otras épocas del año. Principalmente durante el otoño y los primeros meses de invierno. Es entonces cuando se goza por completo de la bella Trogir, de la cortesía de sus habitantes y de su buena gastronomía.

De hecho, la visita a esta localidad, ante todo se debe realizar con el espíritu de deleitarse con los pequeños placeres de la vida: pasear plácidamente por sus calles, contemplar las tranquilas aguas del Adriático y comer ricos productos marinos cocinados con la sabiduría que dan siglos de vecindad con el mar.

Relieves en la fachada de la catedral. Trogir.
Relieves en la fachada de la catedral

Ese es el mejor modo de empezar a disfrutar de Trogir, degustando sus manjares. Sentado en cualquiera de los restaurantes diseminados por las callejas empedradas del Casco Histórico o acomodado en alguna terraza del paseo marítimo, mientras se contempla la vecina isla de Ciovo. Con esa panorámica se puede degustar una sabrosa lubina a la brasa acompañada de platos de mejillones o calamares, y rociado todo con una botella de vino blanco de la región.

Patrimonio global

Tras degustar estos manjares, se está preparado para caminar por la población, asentada en una diminuta isla unida al continente gracias a un puente. En realidad, la costa dálmata es un entramado de miles de islas e islotes, y una de ellas es Trogir, cuyos orígenes se remontan a la época de colonización del Imperio Romano.

Palacio Lucic. Trogir.
Palacio Lucic

Pocos son los vestigios que quedan en el Trogir actual de tiempos tan remotos, empero sí que se hallan durante el paseo por la ciudad muchos otros monumentos históricos.

Destaca la Catedral de San Lorenzo (Sv. Lovro en lengua croata). Su interior acumula capillas y objetos artísticos, todo impregnado de un ambiente oscuro reinante en la iglesia desde su construcción entre los siglos XIII y XV. El edificio cuenta con un elemento que atrae a los turistas: Su fachada, esculpida en piedra blanca y con numerosas figuras que representan escenas bíblicas y de santos, además de dos grandes relieves de Adán y Eva, los primeros desnudos en la escultura del país.

La Catedral de San Lorenzo es el monumento-emblema de Trogir, pero no el único, ya que la ciudad fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y en la misma plaza donde se halla este templo se observan otros edificios de interés como el Ayuntamiento del siglo XV o la Torre del Reloj, que a sus pies tiene una logia que antaño fue tribunal y presidio, y que ahora es un magnífico escenario para conciertos y representaciones teatrales.

Restaurante Tragos.
Restaurante Tragos

Arte e historia

Saliendo ya de la Plaza Central de Trogir, uno se pierde por las estrechas callejas, hasta que sin escapatoria se desemboca en alguna desde la que se ve el mar. En el paseo se distinguen modestas viviendas de piedra excelentemente conservadas, y también se descubren elegantes edificios como el Palacio Lucic o el Palacio Cipiko, donde se abre una balconada que evoca la arquitectura veneciana, ya que Trogir pasó siglos bajo el dominio de esa ciudad italiana.

También en uno de los extremos de la isla se alzan las murallas y torres del Fuerte de Kamerlengo, de origen medieval, el cual ha cambiado su función defensiva por otra más agradable, transformándose en un atractivo cine al aire libre.

No acaba aquí el arte, hay más iglesias históricas como la de San Juan Bautista de estilo románico o el Convento Benedictino de San Nicolás, originado en el siglo XI. Este último, es muy atractivo por su antigüedad y sus austeras formas, pero sobre todo es conocido por ocultar en su interior uno de los pocos relieves griegos con la imagen del dios Kairos.

Este mito heleno se personifica en un joven con alas en los pies, gracias a las cuales vuela de aquí para allá y que de pronto agarra el pelo de un humano, lo que supone para esa persona una oportunidad. Es como si le dijera: “es tu momento, haz lo que deseas”. Este dios Kairos se interpreta como el dios de la ocasión, del momento y el lugar apropiado. Y, sin duda, cualquier momento es apropiado para estar en un lugar como Trogir.

Más información: Turismo en Croacia

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