Al recorrer Campeche es importante visitar Edzná, uno de los más sobresalientes reductos mayas localizado a 15 kilómetros de la cabecera municipal hacia el sur por la carretera 180, tomando la desviación que lleva a Haltuchén.
En esta zona arqueológica fue encontrada una serie de basamentos formados por un núcleo central, crujías con dos tipos de bóvedas mayas, crestería alta de contra fachada y un juego de pelota.
A corta distancia, aunque con menor dimensión se encuentra Chicanná, que significa “La Casa de la Boca de Serpiente”, cuyo conjunto arquitectónico presenta a un enorme ser de grandes colmillos.
A un kilómetro hacia el norte está Becán “Camino de Serpiente”, rodeado por un foso de dos metros de longitud, en esta zona destacan pasadizos subterráneos en un basamento piramidal que seguramente fue utilizado en ceremonias religiosas.
Al poniente del poblado de Xpuhil se localiza la zona arqueológica del mismo nombre, formada por varios edificios. Más adelante, en Conhuas, se ubica Balamkú, cuya fama es basada en el friso de la estructura que hoy se conoce como “Casa de los cuatro reyes”.
El Hormiguero se encuentra al suroeste del estado. Su distribución se divide en tres estructuras y en su entorno se distribuyeron varias obras habitacionales de las que sobresale la Estructura II, con fachada esculpida.
A 80 kilómetros al sureste de Campeche llegando por el ramal de la carretera 269 se encuentra Hochob o “Lugar de las mazorcas de maíz”, el cual consta de un solo grupo de edificios de estilo Chenés, distribuidos en tres plazas.
También al norte del estado a 75 kilómetros está Jaina, cuyo significado es “Casa del Agua”. Este centro ceremonial fue construido sobre una isleta de forma oval, su extensión es de un kilómetro de largo por 750 metros de ancho y está pegado a la línea del litoral. En él se encuentran diversas figurillas mayas, tumbas y montículos.
Dzibilnocac, cuya traducción es “Casa Abovedada, Pintada o con Escritura” está a 155 kilómetros respecto a la ciudad principal. Su esquema recae sobre montículos correspondientes a basamentos piramidales, muy similar a los otros conjuntos piramidales.
En la interesante zona arqueológica de Becán, que se encuentra localizada en el sureste del estado, a la que se accede tomando la carretera federal México 180 rumbo a Champotón, y de ahí la 186 Escárcega-Chetumal; Becán se encuentra en el kilómetro 148.
El nombre de Becán significa «Barranca o Cañón Formado por Agua», esto debido al foso que rodea la ciudad; la ocupación del lugar data del año 300 a.C.
Los especialistas consideran a Becán la «capital» de la región del Río Bec; el lugar es característico por su arquitectura, que en arqueología se denomina «estilo Río Bec» y se caracteriza por construcciones que tienen torres y crestería.
La ciudad fortificada de Becán guarda grandes similitudes con la de Campeche, ya que es prueba de que la guerra formaba parte de la vida cotidiana de los mayas, en su mejor época, de los años 600 a 1000 d.C.
Como ya se mencionó, la ciudad se caracteriza por el foso que la rodea, único en el área maya, y se cree que representa la división de clases sociales, ya que en el interior se levantaron los edificios más importantes, algo así como las ciudades europeas de la Edad Media.
Las principales estructuras son: la estructura VIII, considerada un gran ejemplo de restauración arquitectónica, ya que muestra cómo los mayas construían sobre los templos y tiene un túnel que une dos de las plazas principales de Becán.
Pero es la estructura I la que sobresale, ya que se yergue imponente con sus dos torres que alcanzan una altura de 15 m. y que posiblemente fueron un observatorio.
Además el sitio cuenta con una cancha para el juego de pelota y construcciones adornadas con grandes mascarones zoomorfos.
La región del Río Bec era considerada, hasta hace muy poco tiempo, un lugar sin evidencia de escritura maya, hasta que se encontró la Estela 10.
Esta es un gran bloque de piedra caliza muy deteriorado, pero en el que se aprecia un personaje visto de frente, con el rostro de perfil, que sostiene una lanza, porta un penacho de plumas y un collar con un pectoral con un glifo similar al del día akbal.
Esto demuestra que la escritura jeroglífica maya estuvo presente desde los comienzos de la civilización.
Para concluir tenemos que la guerra y los conflictos armados no son exclusivos de las sociedades actuales, sino que desde la época prehispánica, pasando por el periodo colonial, en México tenemos muestras impresionantes de ciudades fortificadas.
Una nueva forma de conocer estas tierras
Otra propuesta para recorrer los sitios históricos de la entidad fue hecha por la Coordinación de Turismo Municipal, que organizó el recorrido “Circuito Maya Colonial”, el cual permite conocer algunas haciendas e iglesias, al tiempo de enriquecerse con su historia, como sucede en el poblado de Chiná, con su original templo lleno de misticismo con más de un siglo de antigüedad. Otros poblados que se recorren son: Nohacal, Hobomó y Uayamón, donde sobresalen antiguas haciendas.
También incluye una visita a Edzná, localizada a 15 kilómetros de la cabecera municipal hacia el sur por la carretera 180, tomando la desviación en Haltuchén. En esta zona arqueológica fue encontrada una serie de basamentos formados por un núcleo central, crujías con dos tipos de bóvedas mayas, crestería alta de contra fachada y un juego de pelota.
A sólo tres kilómetros se ubica la población de Uzahsil, donde se saborea la típica comida de la región elaborada principalmente por pescados y mariscos como el pámpano empapelado, cherna en su jugo, pan de cazón y calamares en su tinta.
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