Lo que más me llamaba la atención eran las cazuelas de todos tamaños y formas que adornaban las paredes. Recuerdo que llegaba hasta allí atraída por el delicioso aroma a jitomate sazonado, el cual iría directo al pedacito de tortilla recién hecha con esas manos arrugaditas y, al mismo tiempo, delicadas. La simpleza de esta acción me provocaba una felicidad inmensa.
Este es el recuerdo que guarda mi memoria, o más bien mi corazón, al adentrarme en la cocina de mi abuela, para quien sus guisos eran su mejor regalo, su mejor forma de expresión.
Para evocar todos esos aromas y sabores, secreto de las cocineras tradicionales mexicanas, te invito a conocer cómo es la preparación de seis platillos típicos mexicanos, los cuales se ofertan en los seis estados que integran la región Centro-Occidente: Aguascalientes, Guanajuato, Jalisco, Querétaro, San Luis Potosí y Zacatecas.
¿Me acompañas?
Conejo Chichimeca en Aguascalientes
Es muy famoso en el estado y considerado un manjar exótico, único en su tipo. La forma de acompañar al conejo es muy peculiar: se precoce precuece con ajo, cebolla, sal, pimienta y comino. Posteriormente, para darle sabor, la carne se deja sazonar en una deliciosa salsa para finalmente servirla con pico de gallo, frijoles y nopales. Se sugiere degustar al Conejo Chichimeca en el Pueblo Mágico de Real de Asientos, en el restaurante Puente Nacional, famoso por ser el primero en preparar este suculento platillo.
Caldo de oso en Guanajuato
En León hay una botana que, por su nombre, muchos piensan dos veces en probarlo. Relax, no se trata de comerte un oso; es más, ni siquiera se trata de un caldo, es ¡una botana! Consiste en un vaso de fruta con chile, vinagre, cebolla y queso. Tiene su origen hace 50 años, cuando el Señor Bonilla realizaba esta mezcla para un cliente a quien apodaban «El Oso» (de ahí el nombre de la botana). Con el paso del tiempo, más personas tuvieron curiosidad por degustar aquella combinación, por lo que se volvió muy popular. Actualmente, el Caldo de oso es uno de los imperdibles al visitar este bello destino turístico.
Torta ahogada en Jalisco
La creación de este icónico platillo de la gastronomía jalisciense se le atribuye a un hombre apodado “El Güero”, quien tenía un local de lonches. Un día, al estar sirviendo una orden, se le cayó por accidente un birote en la olla que contenía la salsa. Lejos de enojarse, el comensal pidió al «Güero» que le sirviera el pan tal cual y, al degustarla, ¡le encantó! Así nació la deliciosa Torta ahogada.
Mole de Guajolote en Querétaro
Además de ser hermoso, el Pueblo Mágico de Amealco también ofrece uno de los platillos más representativos del estado: el mole de guajolote. Se distingue porque el sabor de la carne y el caldo del guajolote brindan al mole un sabor muy peculiar. En Amealco, este guiso es toda una tradición, incluso se le dedica un día a la semana para prepararlo y disfrutarlo en los restaurantes y fondas del lugar. La recomendación es visitar Amealco “los martes de mole de guajolote”.
Zacahuil en San Luis Potosí
¿Te imaginas un tamal gigante? Así es el zacahuil. Su nombre proviene del náhuatl que significa «zacate o con sabor a zacate»; esto se debe a las hojas con que se cubría antes de hornearse. Se elabora con maíz martajado. Para el relleno se prepara una salsa de chile chino, cascabel y especias; se le puede añadir carne de pollo, puerco o guajolote. El gigantesco tamal se cuece bajo la tierra con leña y piedras calientes. El platillo reúne lo mejor de la comida huasteca tradicional y actual, por lo que degustarlo es toda una experiencia gastronómica y cultural.
Asado de bodas en Zacatecas
Es uno de los platillos más tradicionales y populares; se sirve en todo tipo de celebraciones, sobre todo en las bodas, de ahí su nombre. Es un guiso con carne de cerdo en un adobo especiado con toques dulces. Suele acompañarse con arroz, frijoles y tortillas. El Asado de boda tiene su origen en la época revolucionaria, cuando fue elaborado para la llegada de Pancho Villa a Zacatecas, quien solicitó se le preparara carne de cerdo en chile, pero los zacatecanos se encargaron de agregar otros ingredientes al adobo como nueces, almendras, canela y especies; el resultado fue un platillo extraordinario que hoy permanece en el gusto de locales y turistas.
En 2010 la gastronomía mexicana fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Por ello, es admirada y reconocida en todo el mundo.